Hasta uno de los animales más fieros del planeta puede parecer un auténtico angelito cuando duerme, tal y como ocurre con cualquier especie, en cualquier rincón. Dormir nos deja en un estado indefenso, vulnerable a las miradas de aquellos que dibujan una sonrisa en su cara comprobando que hay momentos en que la maldad no existe.
Qué bonita fotografía. Dan ganas de comértelo a besos y estrujarlo.
que no despierte… sshhh xD
Si, jajaja, hablemos bajito.