A tale of two cities

oblivion tale of two cities

Hace un par de semanas me puse a ver Oblivion, la última película intepretada por Tom Cruise. Durante los primeros minutos se produjo uno de esas joyas que yo ya llamo «momento LOST», que también podría describir como «una pequeña nota de color, misterio, recuerdo, sensación o sobresalto que de repente inunda la calma y te hace entrar en un momento de exaltación y euforia». Por eso lo llamo más corto «momento LOST», ya que fue esta serie la que me hizo sentir por primera vez esa sensación maravillosa de locura transitoria frente a un televisor.

Jack, otra maravillosa coincidencia lo del nombre, Jack Harper en este caso, entra en su cabaña, en un lugar que aún permanece inalterado ante la invasión alienígena. Un lugar muy parecido a los barracones de Perdidos, otra semejanza más, ambos lugares reducto que parecen anacrónicos y desentonan en el conjunto de la historia y el paisaje global.

Jack pone su mono encima de la nevera y suelta un libro sobre la mesa, encima de otro. En ese momento paro la imagen y, después de tantas coincidencias, surge ese «momento LOST», cuando me fijo en el título del libro que hay debajo, «A tale of two cities», historia de dos ciudades, la novela que Charles Dickens publicó en 1859 y que de alguna manera viene a contar la historia de dos sociedades, de dos formas de pensamiento que crecieron apartadas y siguieron sus caminos hasta que el destino las confronta.

oblivion cabaña oblivion mono peluche

Una idea que muchos cineastas y guionistas han tomado ya como universal y que en algunas obras es una auténtica delicia. Mientras que en Oblivion supone la confrontación de dos razas que crecieron en mundos diferentes, su sentido en «Perdidos», título que además se le dio al primer episodio de la tercera temporada, fue otra confrontación, la de los supervivientes del Oceanic 815 y los Otros, dos vidas que crecieron por caminos separados y que el destino termina uniendo para dar comienzo a una batalla, a una lucha por otro tipo de supervivencia.

Nuestra vida no deja de ser esa novela. Andamos, vamos y venimos, crecemos dando molde a unas ideas, a un espacio. Muchas veces no somos conscientes de que otras vidas crecen, andan, van y vienen y crean sus propios pensamientos y su propio espacio. Entonces un buen día chocas, y de ese choque nacen amores, batallas, se entremezclan las ideas y los espacios y se forma algo nuevo que andará, irá y vendrá y volverá a chocar de nuevo.

Especial EL FIN DEL MUNDO, 21 de diciembre de 2012: La banda sonora del fin del mundo

final

Seguro que si supiéramos con toda certeza que el de mañana sería el último de nuestros días, viviríamos la vida como nunca antes, nadie iría a trabajar, algunos se quedarían con sus familias, otros viajarían por última vez a un lugar recóndito del mundo en el que perderse, otros cumplirían sus sueños. No está de más pensar de vez en cuando o que ocurran estas cosas para darnos cuenta de que cada día en nuestras vidas es como una rutina, a veces impuesta por la necesidad. El ser humano es esclavo de muchas cosas y no aprovechamos cada segundo para disfrutar al máximo como deberíamos hacerlo.

Es el momento ideal para disfrutar de la creación del ser humano, de algo que comienza en nuestras vidas como una banda sonora, nuestro propio llanto, y que poco a poco va tomando forma con otras melodías, nuestras, de aquellas con las que nos cruzamos o de las que llegan por casualidad. La música acompaña al hombre desde la creación, de una forma u otra, siempre presente.

No voy a pronunciar más palabras, es el momento de sentarse y escuchar esta banda sonora. Reconozco que algunos cortes me gustan más que otros, pero escucharlo de principio a fin es una delicia, como un último dulce que saborear, por lo que pueda pasar. Y a esta banda sonora he agregado al final mi corte particular, mi aporte, uno de los que no podría faltar en los últimos instantes. Porque si ese momento llegase, me gustaría que alguien me estuviera esperando al otro lado, donde quiera que sea. Dale al play.

1. «Highway to Hell» – AC/DC


2. «Carmina Burana: O fortuna» – Opera


3. «My Way» – Frank Sinatra


4. «The Final Countdown» – Europe


5. «I Don’t Want to Miss A Thing» – Aerosmith


6. «Viva la Vida» – Coldplay


7. «Lux Aeterna: Requiem for a Dream» – OST


8. «It’s the End of the World As We Know It» – R.E.M.


9. «Born to Die» – Lana del Rey


10. «Última noche en la tierra» – La musicalité


11. «The End» – The Doors


12. «The Show Must Go On» – Queen


13. «Apocalypse Please» – Muse


14. «It’s My Life» – Bon Jovi

Es hora de marchar…

15. Move On «BSO Lost – Michael Giaccino»

Los ricos también lloran

los ricos tambien lloran

Hubo un tiempo en mi vida en que se cruzaron series y telenovelas, en el que era tal la similitud, que distinguirlas era cuanto menos una cuestión de percepción personal, más que de definiciones de eruditos y más cuando uno era tan pequeño que no levantaba más de seis palmos del suelo. Era la época de Santa Bárbara, de Dinastía, de Dallas, de Los Ricos También Lloran, de Falcon Crest, de Cristal y La Dama de Rosa, cuando las revistas de televisión en el kiosko se vendían como churros cada semana, cuando entre sus páginas se escondía un coleccionable del capítulo anterior y te regalaban una carpeta para recopilarlos todos, con los protas en la portada.

‘Cristal’: Momentazo, Victoria descubre que Cristina es su hija!!!!

De pequeño solíamos reunirnos todos en el salón para ver la primera telenovela que recuerdo, ‘Los Ricos También Lloran’, alrededor de esa televisión de tubo y sin mando a distancia, que tenía unas resistencias para graduar el brillo y el color y unos botones para cada uno de los nueve canales que podían programarse, no más. Pero no supe diferenciar por mí mismo entre telenovela y serie hasta que llegó ‘Cristal’ y esa Chari antes de cada episodio, la mari ganchillo del siglo XX que se colaba en nuestros televisores, muy cotilla, ella para hablar de lo ocurrido y ponernos los dientes largos al final de cada episodio.

‘Mi vida eres tú’ y sólamente tuuuu

Sólo así aprendí a diferenciar lo que era una telenovela, o lo que era para mí al menos, un serial hecho en los países latinoamericanos, con tramas extensas y trepidantes basadas en relaciones, amores, odios, engaños, parejas ideales que sabes que acabarán juntas al final pero que entre medias se lían y deslían y lían a los que les rodean, hijos abandonados que años más tarde se reencuentran con sus madres, finales en los que se desvela que ese personaje es tu hermano y el de más allá muere mientras te susurra al oído un secreto inconfesable que es la comidilla de los siguientes cien episodios. Argumentos que tienen como eje principal más el mundo de los sentimientos y emociones humanas que cosas ajenas a él.

Los Ricos También Lloran

Es el maravilloso mundo de la ficción, en que la imaginación es tu único límite. Me hacía gracia hoy leer a Gilda Santana, escribir que a veces se levantaba, y mientras echaba la pasta en el cepillo de dientes pensaba “bah, que le secuestren a la hija, que eso me da pa dos o tres semanas”.

cristal

Es hiriente escuchar a la gente maldecir sobre las telenovelas, que si son baratas, que si siempre los mismos argumentos. Pero miradas desde otro punto de vista, cada una de ellas es una peqeña obra de arte, así como el artista saca su pincel y traza líneas por donde la inspiración le lleva, el escritor o guionista plasma en letras e historias los desvaríos de su imaginación.

Un tiro certero a ese personaje que tanto te gusta, una escotilla de la que sale una luz en mitad de una isla perdida, esa nota en el buzón de una mujer desesperada, el oscuro pasajero desvelado. Yo ahora soy más de series que de telenovelas, porque saben jugar a la vez con mi corazón y mi cabeza y unirlos con un nudo en la garganta difícil de desatar.

Y esto es lo que no es una telenovela

La Cúpula de Stephen King

Hace ya muchos años que leí algún libro de Stephen King, después de ver esa película de la habitación de los objetos de deseo de sus habitantes. Los mundos que recrea el autor siempre están rodeados de un halo de misterio, podría ser cualquier pueblo perdido en la inmensidad de las montañas donde sucediesen todas las historias que cuenta (o casi todas), pero cada uno parece distinto, con habitantes que parecen cobrar una vida más allá del libro.

La Cúpula, tal y como él mismo deja constancia en las últimas páginas, ha sido uno de sus mayores retos, con una idea que permaneció dormida durante una década y que de nuevo ha rescatado, una historia muy complicada ya no sólo para el autor, sino para los lectores. Me faltan dedos de las manos y los pies para recordar la cantidad de veces que me he perdido con tantos personajes, al final por circunstancias se repiten los mismos nombres y terminas viendo la luz, que cuesta lo suyo, ni siquiera tirando de la pequeña guía que se nos proporciona antes de empezar a leer es suficiente para recordarles a todos. Es una de esas novelas en las que, sin querer, el que lo lea se sentirá más o menos identificado con algunas actitudes de unos y de otros y se situará en un bando concreto e incluso tendrá ese personaje preferido por el que sienta especial afinidad y saque alguna que otra sonrisa al ver que aparece de nuevo. Pero lo que no se olvida es su historia.

Stephen King bien podría convertirse en guionista de cualquier inicio de episodio de Fringe, en el que cada semana consiguen sorprendernos con algo nuevo. El autor ha elegido para la ocasión un hecho insólito. Imagina que de repente llevas tu vida diaria normal, que todo un pueblo se dispone a seguir su rutina, cuando de repente de la nada cae a cuchillo un cristal en varios kilómetros a la redonda formando una cúpula. El caos está asegurado, aunque es sólo el principio. Puedes tener la mala suerte de que el cristal se cruce en tu camino o ir en coche y estamparte contra él porque es invisible (al principio, cristal nítido), por ejemplo. Y efectivamente, es sólo el principio.

No sólo cuenta el hecho de los sucesos al caer una cúpula, sino de lo que comienza a ocurrir dentro de ella con el paso de los días, dentro de ella y fuera, donde los afortunados deben limitarse a contemplar aquella burbuja como si de un hormiguero se tratara. Las hormigas, uno de los insectos a los que el autor recurre de forma insistente para explicar la similitud con el suceso final que no desvelaré. Como en todo lugar cerrado y sin posibilidad de huir y con muchos tipos de gente, esa burbuja de cristal no deja de convertirse en un experimento sociológico, con aquellos que quieren escapar a toda costa, con otros que afrontan la desdicha y esperan pacientes, otros que poco a poco van buscando la forma de salir de su encierro y esos otros locos que ven en el claustro una posibilidad de provocar el mal e imponer sus ideas. Esta es la base sobre la que se asienta el delgado cristal unida a un componente fantástico que esta vez Stephen King ha sabido posponer hasta cierto punto, dejando al lector que asimile la idea e imagine distintas posibilidades.

Muchos compararán el final de La Cúpula con el de nuestra queridísima serie de Perdidos y es que ambas guardan cierta similitud (por ejemplo ya no sólo la mención a una inexistente secuela de la serie que los personajes ven, sino a cierto perro estilo Vincent), incluso uno de los guionistas de nuestra serie preferida será el encargado de sacar adelante el proyecto sobre la serie que muy pronto si todo va bien comenzará a grabarse. Los que esperen tener todas las respuestas por escrito vivirán una apasionante aventura pero se desilusionarán con su final. Sin embargo, aquellos que logren profundizar y pensar sobre los últimos episodios se darán cuenta de que todas las respuestas se encuentran allí mismo y de que no existe la necesidad de que nadie las escriba, se trata de ser «hombre de fe». La historia no quedará bordada sobre el papel, pero si logras entender la idea, o incluso si no es la idea exacta, una idea que tú imagines, entonces todo quedará grabado a fuego en otro lugar más interesante.

Erase una vez… las barritas de chocolate Apollo

Que la serie Once Upon a Time se está convirtiendo episodio a episodio en una de las series que más me está gustando, lo dejo fuera de toda duda. Posiblemente llegarán otros episodios, pero de momento el dedicado a Pepito Grillo me parece por muchos motivos y con diferencia uno de los mejores episodios vistos en una serie (con permiso del famoso «Bang!» de Mujeres Desesperadas en su tercera temporada claro). Si alguien aún no ha visto la serie, a lo mejor con decirle que algunos de sus guionistas participaron en la escritura de episodios de Lost puede que sea suficiente, y para el que esto no sea justificable, basta decir que no se va a encontrar con cuentos al uso donde se cuente la misma historia. No, Once Upon a Time llega mucho más lejos que todo eso, le da a los cuentos de siempre otra visión, continúa allá donde ellos lo dejaron, más allá del vivieron felices y comieron perdices, o de repente te conducen a un flashback que nunca te contarán en ningún cuento, en el que sabrás por qué y como consiguió Pepito Grillo su famoso paraguas, inigualable.

Pero bueno, ponerse a enumerar las cualidades de la serie no es el objetivo de este post, sino de un detalle dentro del episodio que me llamó la atención, Pepito Grillo (su personaje en el mundo real) portando una barrita de chocolate Apollo que al niño protagonista se le había caído de la mochila.

Algunos no entenderán qué puede tener de interesante una barrita de chocolate Apollo, pero los más fans de Perdidos sí que lo entenderán perfectamente. Las barritas Apollo entraron en mi vida de forma virtual en el verano de 2006 a través de un juego que me quebró la cabeza (y la espalda), ya que de repente me vi envuelto en la primera traducción que se hacía al español de The Lost Experience, un juego que mezclaba algo poco conocido entonces, la realidad  y la ficción, basado en la intersección entre las temporadas 2 y 3 de Perdidos, como preludio de la segunda. En el juego (os dejo aquí un enlace aunque muchos de los enlaces y fotos ya no funcionan), se proponía al jugador participar activamente en la búsqueda de misterios, descubriendo detalles importantes, tan importantes que sólo a día de hoy aquellos que lo vivimos intensamente podemos entender en toda su inmensidad la historia que se cuenta en la serie (por ejemplo para los seguidores del juego, Alvar Hanso tiene un papael fundamental en La Roca Negra y los primeros habitantes de la isla).

Tan intensa era la participación, que en una jornada en pleno mes de agosto decidieron hacer comprar a la gente barritas de chocolate Apollo, un alimento exclusivamente fabricado para la ficción, no existe en la realidad aunque se comercializase una temporada para el juego, que ni por asomo se comercializaban en España. Pero yo no podía dejar pasar la ocasión de hacer historia, convirtiéndome en el primer español con una de esas barritas de chocolate que enviaba su foto a la página whereisalvar (ya inaccesible), en la que al llegar a un 100% de localización de una franja dorada que sólo tenían algunas chocolatinas repartidas por el mundo, la aventura continuaría. Mi foto con la chocolatina se paseó por varias de las webs más populares que hacían seguimiento del juego (envío un saludo a la gente de Chile que tanto apoyo me dio ese verano), viéndome envuelto en mi primer conflicto mediático a nivel nacional (los otros han sido «culpa» de Mercedes Milá) xD

Collage de fotos al llegar al 100% en Whereisalvar, única imagen que se conserva, yo he visto mi foto ampliándola, una pista, parte de arriba

Las barritas Apollo forman ya desde entonces, y antes, parte de un universo que comenzó con Lost, en el momento en que por primera vez Boone le da a su hermana Shannon una de estas barritas. Las chocolatinas no han abandonado nunca este universo aparte tan especial, han recorrido la despensa del bunker de la estación del cisne, formado parte de una máquina de chuches en un hospital perdido en el tiempo y el espacio y ahora regresan para sacarnos una sonrisa y hacernos decir «estos hijos de puta de guionistas, son ellos, qué grandes son» al verlas en la mano de nuevos personajes de nuevas historias.

Las barritas Apollo, que podrían parecer para alguien que las ve por vez primera tan insignificantes, son uno de los motivos que hacen preguntarse qué historia hay detrás de cada detalle. Por supuesto que es imposible conocerlos todos, no tenemos suficiente vida, pero una vez se conocen, uno es capaz de descubrir esos pequeños detalles en nuestro estado de ánimo y nuestra vida que nos diferencian.

Este cuarto

La última noche en aquel lugar, el que le vio nacer, donde pasó de una cuna a la cama, de la que tantas veces se cayó mientras dormía entre sábanas empapadas en sudor por culpa de alguna pesadilla. Se levanta a tientas en la oscuridad de la noche, con sólo el reflejo de la luna menguante que se cuela por la ventana y recorre aquel suelo por el que antaño gateaba y sobre el que dio sus primeros pasos, el que sirvió de escenario improvisado para las historias de sus muñecos y coches con los que pasaba las tardes después de la merienda, el que pisarían los amigos y familiares para celebrar cada 365 días esa gran fiesta de cumpleaños.

En su camino a la ventana respira un agradable aroma y de repente su cuerpo se hace más lento y pesado, como si para llegar a su destino tuviera que atravesar las risas de los invitados que alguna vez acudieron a aquel lugar, el aroma de tartas y bizcochos, su primera varicela, seres queridos, el recuerdo de aquella primera vez, un perro pelirrojo que de repente frena un instante su marcha, que descansa a sus pies hecho un pequeño ovillo. Se agacha y lo acaricia con el recuerdo.

Cuando se incorpora y consigue dar un paso al frente, se percata de que en la silla hay un niño pequeño que llora desconsolado por sentirse incomprendido, extraño, pero no le preocupa, porque sabe que dentro de unos años ese dolor habrá desaparecido y lo habrá hecho más fuerte. Apoya los brazos sobre la ventana y respira hondo. Abajo en la calle todo cambia muy deprisa. Una madre que da de merendar a un niño en la calle mientras juega con su camión, un grupo de niños que se divierten jugando en el barro, un balón que se cuela por la casa de al lado, tres hermanos que se dirigen hacia un cobertizo donde guardan las bicicletas, ellas tienen una blanca, él una roja con el faro trasero roto.

Levanta sus brazos apoyados en la ventana y vuelve dentro, donde parece que la claridad de esa media luna ha logrado invadirlo todo, todo lo que queda. Las cajas de cartón se apilan por toda la habitación y ya sólo algunas fotografías adornan las desnudas paredes. Acerca su mano a ese ser al que tanto quiso y con la yema de los dedos intenta acariciar lo que ya no existe. Una a una las fotografías van desapareciendo, arranca con cuidado a ese grupo de amigos que están sentados alrededor de una fuente, sonrie con la sonrisa cómplice de dos amigas que hacen muecas a la cámara, y con esa en la que él y sus hermanas posan con algunos personajes de peluche de la tele.

Vuelve a la cama y se tumba boca arriba con las manos detrás de la cabeza, pensando en los momentos que ese lugar le regaló, un lugar que desde hace un tiempo estaba frío y distante, como si ya no sucediese nada importante que recordar entre sus paredes, como si estuviera perdiendo la vida. Se durmió pensando que quizá en un futuro, otra pequeña vida ocuparía su suerte, que habría otros primeros pasos, montones de cumpleaños con olor a tarta y bizcocho de chocolate y pequeños seres bajitos con los que lucharía sobre ese suelo, entre risas y mordiscos.

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Perdidos en La Cúpula. Horace y Vincent

Dentro de pocos meses hará 2 años que ‘Perdidos’ nos abandonó para siempre, dejando tras de sí una estela de misterios, personajes e historias que bien podrían formar un universo aparte por sí solas. También dejó una legión de fans y seguidores, muchos de los cuales ahora son los que comienzan a tomar las riendas de nuevas series (incluso alguna vocación como guionista o director ha despertado y reconducido)  y en las que en cierta forma dejan esa pequeña píldora, esa imagen, esa frase de alguno de sus personajes que hace mención a esta magnífica obra televisiva.

Pero no son los únicos que le hacen mención. Hoy leía con sorpresa (para qué negarlo, lo he releído unas cuantas veces) en ‘La Cúpula’ de Stephen King, el libro que actualmente ocupa un rato de mi ocio, en una de sus páginas, un comentario acerca de ‘Perdidos’ y que además el autor ha hilvanado concienzudamente. Se trata de un comentario acerca no de la serie en sí, sino de ‘The Hunted Ones’, a la que describe como una ingeniosa continuación de ‘Lost’, refiriéndose de esta forma a una de las series que una de las protagonistas del libro, Andrea, veía en su sofá. Pero lo curioso y llamativo es que hace mención a esto en un capítulo en el que es su perro, Horace, el protagonista del mismo, un capítulo corto en el que a través de la visión del can, se descubre un secreto. La cosa no queda ahí, ya que es en este episodio se desvela de forma anecdótica que Horace puede ver a los muertos, un detalle que nada tiene que ver con la trama, pero que no deja de ser un homenaje a ‘Perdidos’ y a Vincent. Recordemos además que en la serie había un personaje con el mismo nombre, Horace Goodspeed, matemático que perteneció a la Iniciativa Dharma.

Por cierto, como detalle más curioso aún, decir que no busquéis ‘The Hunted Ones’ por ninguna parte, al menos de momento, ya que el nombre de esta serie se lo inventó Stephen King al escribir el libro, quizá como deseo de que alguien hiciese una continuación y adelantarse al futuro.

La isla que no tuvo Navidad

Atemporal, infinita, imperecedera, tal y como ahora perdura en nuestros recuerdos, la isla nunca tuvo una Navidad.

No tuvo adornos, ni tambores o panderetas ni árboles decorados de espumillón y bolas de colores brillantes.

Lo más cerca que estuvo fue de las estrellas y del tan desconocido y a la vez apasionante espacio que habita entre el cielo y el infierno.

Un año sin LOST

Hoy domingo se cumple exactamente 1 año desde que el 23 de mayo de 2010 finalizase para siempre mi serie de televisión preferida. Aquella mañana del pasado año, mientras el despertador (que marcaba las 8:15) sonaba apasionadamente, medio mundo estaba presenciando las últimas escenas visionadas por la señal de la ABC para otras cadenas en exclusiva.

Mientras eso ocurría, me duché, me puse los cascos del ipod escuchando una y otra vez a Mamma Cash Elliot y su «Make your own kind of music» mientras me vestía y me ataba los cordones de las zapatillas.

Cuando terminé de prepararme, quité la música y salí a la calle consciente de que desde ese momento me esperaba una semana difícil, andando entre personas, fans y no fans, recorriendo caminos, en el trabajo, intentando esquivar cualquier comentario acerca del episodio final…

Lo conseguí, conseguí que esas escenas finales que me llenaron con una sensación de pérdida y vacío fuesen únicas, parte de mi vida, poniendo fin a ese enorme puzle que llenó todo mi tiempo entre semana y semana durante seis largos años que nunca olvidaré. Intentando mantener el espíritu de la serie intacto, como si aquellos años jamás hubieran pasado y me encontrase de nuevo frente a mi televisor de 14 pulgadas de tubo con mi tostada en la mano sobre la mesa de la máquina de coser de mi madre.

Lo que vivimos… fue real alguna vez.

The Man Who Brought Us Here – Spin off LOST

El irrepetible legado que Perdidos nos dejó es ya como un pequeño santuario. Recordar ciertos momentos nos dejan un nudo en la garganta difícil de expresar, personalmente el momento final y el disparo a pequeño Ben en la oscuridad en medio de la nada aún me remueven por dentro.

Lo que para cualquiera es un monumento de obligada visita como la Torre Eiffel, las Pirámides de Egipto o la Estatua de la Libertad, para los fans de Perdidos, ir al escenario donde los personajes con los que hemos convivido durante 6 años de forma intensa es una sensación irrepetible. Algunos afortunados que han podido hacerlo incluso se han permitido el lujo de hacer de Carlton y Cuse y de directores de la serie para crear alguna secuencia, como esta de los Barracones, que como bien dicen algunos medios especializados, podría pasar por un pequeño spin off de la serie misma.

Descubriendo La Enciclopedia Oficial de Perdidos en imágenes – Unboxing

Artículo escrito para FormulaTV

Ahora que ‘Perdidos’ ya no está entre nosotros, sólo queda el recuerdo de momentos y frases que de vez en cuando sin querer golpean nuestra cabeza y nos hacen sonreir, emocionarnos o volver a sentir ese escalofrío que entonces recorrió todo nuestro cuerpo.

Fueron tantos los detalles que se imprimieron en cada episodio que sería casi imposible recordarlos todos. El paradero de la Estación Médica, las veces que apareció el humo negro, cómo y cuándo, las letras exactas de la carta de Sawyer, de dónde provienen cada uno de esos personajes secundarios en los que no llegamos a reparar, las fórmulas en el diario de Faraday, los ingredientes de las barritas energéticas Apollo…

Durante seis largos años, la lostpedia y numerosos blogs del mundo entero han sido nuestro sustento, el lugar donde sumergirse y explorar sin límite de tiempo, saliendo cada vez con más y más conocimientos, enfrentando datos, jugando cual detective de novelas a unir cabos sueltos y comprender esta maldita y acojonante historia que un día inventaron para dejarnos como ahora estamos, perdidos pero con el corazón lleno.

El pasado verano muchos de esos conocimientos se recogieron en un libro, La Enciclopedia Oficial de Perdidos. Abanderado por la ABC, con prólogo de los productores y guionistas Damon Lindelof y Carlton Cuse y escrita por Paul Terry, redactor de la revista oficial de la serie mientras duró y Tara Bennett, autora de varios libros y guías sobre películas y colaboradora en artículos y entrevistas de diferentes series, llegaba así la guía definitiva, una enciclopedia que recoge todos los detalles de la serie que ha marcado un antes y un después en nuestra generación.

Llega ahora hasta nosotros la enciclopedia rigurosamente traducida por la editorial Grijalbo al castellano de la mano de David González-Iglesias González, experto en Lost y que actualmente se encuentra realizando una tesis sobre la serie en la que disemina las relaciones interculturales, la fonética y las nacionalidades dentro de la misma.

Más de 400 páginas y 1,500 fotografías contenidas dentro de un libro con geltex sobre cubierta de tapa dura, numerosos artículos sobre cada personaje, cada lugar, cada acontecimiento, para recordar y para dar respuestas a todo lo que no habíamos entendido antes, con detalles asombrosos de objetos que pasaron desapercibidos y que tienen un significado dentro del conjunto, desde Aaron Littleton, pasando por El Poste de Luz, hasta Zoe.

Una enciclopedia imprescindible para cualquier seguidor de la serie que ocupará en la mayoría de casos ese lugar privilegiado de nuestra estantería, para que todos puedan verla y para que las generaciones que vengan por delante algún día lo cojan con sus manitas, te pregunten: «¿Esto libro de qué va?» y puedas responder: «Hijo, este libro va de la historia más grande jamás contada».

Crash

Dicen que la tranquilidad es el preludio de la tormenta, esa que después regresa con pérdidas, dolor y sufrimiento. Por el contrario también dicen que algunos miedos son infundados y no hay que hacerles el menor caso y estar tranquilos. Traquilidad y tormenta, sea cual sea el estado lo cierto es que en cualquier momento y sin esperarlo, tanto en una como en otra, puede producirse la catástrofe.

Y ante lo inevitable, ni reina la tormenta ni puede reinar la calma, hasta que el momento no llega, nadie puede predecir cómo va a actuar ante las circustancias.

Bien está… lo que bien acaba, recordando «Cinco en Familia»

No tengo la costumbre de hablar profundamente de aquellas series que me han hecho vivir tantos momentos y que se han mezclado con otros tantos de mi vida de una forma u otra. No suelo hacerlo porque si me pusiera a escribir sobre ello seguramente dejase olvidadas algunas cosas importantes, porque habría tanto que contar que casi sería inabarcable expresarlo. Quince, sí, quince años es lo que me ha costado decidirme a hablar sobre una de las series de mi vida. Y aún así muchas cosas se han quedado fuera. Quizá dentro de otros 10 años pueda definir lo que he sentido con PERDIDOS, pero para saber lo que ha significado algo, hace falta tiempo.

Era la noche del 12 de septiembre de 1994, cuando nacía en FOX la serie de drama familiar ‘Party of Five’. Por aquel entonces en nuestro país la inmensa mayoría no contábamos con internet, no existían portales de descargas de series extranjeras no comercializadas en España y sólo contábamos con la información televisiva de las series que iban llegando a nuestra pequeña pantalla, sin posibilidad apenas de saber lo que se cocía más allá de nuestras fronteras, en resumen, nuestra mente estaba aislada, nos perdimos muchas buenas series y sólo podíamos ver lo que nos traían de fuera. Por suerte para todos, ahora el panorama ha cambiado mucho. Rara es la serie que no llega hasta nosotros y si no es así, somos precisamente nosotros los que vamos a por ella.

Las imágenes de este artículo están extraídas de los DVD oficiales, de los momentos clave de la serie que he pretendido ilustrar.

‘Party of Five’ no llegaría a España hasta el verano del año 1996 y sólo tras haber conseguido el serial con sus dos primeras temporadas un Globo de Oro a la Mejor Serie, algo que hizo que la misma fuese valorada por la crítica consiguiendo registros de audiencia muy lejanos a los bajos índices cosechados en su primera temporada, tras la cual la serie estuvo a punto de ser cancelada definitivamente.

Imagen de la primera secuencia de la serie

Ese Globo de Oro en 1996 sirvió para que viese la luz en nuestro país. La cadena encargada de tal labor fue Telemadrid, pionera en la emisión de series juveniles durante varios veranos tras el rotundo éxito y que pronto se propagó por el resto de cadenas autonómicas. Así ‘Party of Five’ se convirtió en ‘Cinco en Familia’ en las sobremesas de verano de la cadena, emitiéndose las dos primeras temporadas seguidas en discontinuidad (el espectador era sorprendido con uno, dos y días de incluso tres episodios sin saberlo previamente).

La serie contó antes de su emisión con una promoción como ninguna otra había disfrutado en la cadena hasta entonces, ocupando todas las franjas juveniles hasta las 21:30 y aportando a la misma un aire de frescura añadiendo a las imágenes canciones de éxito del comienzo del verano, la primera de ellas de Robbie Williams. El día en que vi la primera promo me encontraba en medio del pasillo de mi casa, no sabía absolutamente nada cuando empezó a sonar aquella canción que tanto éxito estaba teniendo, así que rápidamente me dirigí al salón donde estaba puesta la tele. Allí de pie fue donde por primera vez vi las imágenes de la serie de mi vida (con permiso de ‘Perdidos’), con Owen en los brazos de Claudia con una Neve Campbell que firmó un pacto con el diablo para no envejecer desde que la ví por primera vez en ‘Catwalk’, ese Bailey interpretado por Scott Wolf que ahora se codea con los visitantes y con ese personaje interpretado por Matthew Fox que tampoco sabía que ocho años después iba a hacer que estuviera PERDIDO, que ocuparía cinco años de mi adolescencia y que sin yo saberlo, me ayudaría a elegir mi destino dos años después.

Claudia toca el violín en cuya funda siempre guarda la foto de su madre
Charlie se presenta en la serie por primera vez

La serie pronto se ganaría el respaldo de la audiencia y poco después, junto al tandem formado en cada sobremesa con ‘Mamma Mía’ de Francine Galvez y Víctor Sandoval, se convertiría en una de las franjas de mayor éxito autonómico sólo superada por el cine (según los datos ofrecidos por el responsable de contenidos en una visita que tuve en Madrid). Verano tras verano, cada año llegaba puntual en julio la temporada correspondiente, aunque esta vez a emisión de un episodio por día, emitiéndose las temporadas previas a finales de junio para dar paso a la novedad. Los dos primeros veranos de los años 1996 y 1997 en mi casa se creaba una pequeña rutina diaria, tras acabar de comer, me dirigía a mi habitación con mi perro (sí, Yoko) y mientras él se sentaba a mirarme esperando salir a la calle, yo comenzaba a ver el capítulo que deseaba con tantas ganas. En la primera publicidad larga, aprovechaba para sacar a mi mascota y después ya veía el resto del episodio tranquilamente antes de ir a la piscina.

Primera vez que se muestra el logo del restaurante de los Salinger

En el verano de 1998 sufrí la primera inflexión en mi vida. Tras haber estado estudiando la EGB y posteriormente FP2 y tras haber sido rechazado en la Universidad Politécnica de Madrid por un error al informarme del empadronamiento que no tenía en la ciudad en 1997 y haber pasado un año haciendo COU de letras y la selectividad (todo aprobado y con muy buena nota), se me abrieron dos caminos importantes, uno con la nota de FP2 y otro con la nota de la PAU, ciencias o letras (que no es tan filosófico como hombre de ciencia, hombre de fe, pero casi). Mi gusto por el cine y la televisión eran crecientes y decidí que no podía desaprovechar una oportunidad como la que me ofrecieron ante mis ojos, una carta de la Universidad Complutense de Madrid me informó de que había sido aceptado para realizar los estudios de Comunicación Audiovisual. Enseguida me dispuse a buscar piso en la capital, encontrando un bonito ático económico que compartiría con el que ahora es el marido de mi prima. Todo estaba ya dispuesto a tan solo unas semanas de poder hacer la matrícula…

Thurber, siempre presente en la serie, desde el principio hasta el final

En uno de los episodios de la temporada 4ª de ‘Cinco en Familia’ en aquel momento, Julia, interpretada por Neve Campbell, estaba en la misma situación que yo, la duda. A escondidas de sus hermanos, echó una carta de petición para una Universidad y mientras se alejaba de aquel buzón, la pantalla se fundió en negro. Yo hice lo mismo. Sin que nadie se enterase, y habiendo aprendido la lección de 1997 en que me quedé sin nada, decidí asegurar mi futuro con dos opciones. Aún no lo sabía, pero aquel gesto impulsado por aquella escena, me conduciría pocos días después a lo que hoy soy y a conocer a los amigos que ahora tengo, algo increíble y que jamás cambiaría por nada.

Efectivamente, unos días después, fui elegido en el puesto nº 11 (el nº 11 siempre persiguiéndome) para realizar Ingeniería Técnica de Telecomunicación en Sonido e Imagen, allí estaba, yo parado frente a la mesa de la biblioteca antigua mirando mi nombre seleccionado. De repente mi cabeza se distanció de aquel lugar, aquella aceptación implicaba vivir en el mismo lugar donde lo hizo mi hermana años antes, lejos de la ciudad donde nací, lejos de todo, como comenzar una nueva vida con nueva gente. La idea fue tan tentadora que, tras una semana intensa de discusiones con el que iba a ser mi compañero de piso en Madrid, viajes de ida y vuelta sin hablarnos al tener que ir a recoger la fianza y discusiones y distanciamientos con mi prima incluída (algo por suerte ya subsanado con el tiempo), ya no había marcha atrás, decidí quedarme con Cuenca. Una historia amarga en sus inicios, pero con el final más feliz imaginable, mis primeros amigos DE VERDAD.

Owen toma su biberón de la mano de Bailey

Los siguientes veranos de los años 1999 y 2000, la serie continuó su camino emitiendo las temporadas 5ª y 6ª, siendo esta la última temporada. Durante todo este tiempo intenté mantener intacta esa especie de tradición, sin bien ahora Yoko salía más tarde a la calle y ya no me perdía nada de los episodios (de hecho aún hoy hay partes de las dos primeras temporadas que no he visto, incluído el momento de la muerte de una de las novias de Bailey). De entre todos, recuerdo del final dos episodios muy especiales, el de noche vieja y la escena final.

La familia Salinger no se caracterizó por tener una vida fácil en la pequeña pantalla, de hecho la serie comienza apenas seis meses después de que sus padres murieran en un accidente de tráfico al ser golpeados por un turismo que conducía un hombre en estado de embriaguez (y que conocerían más tarde). A eso hay que sumar los maltratos de Julia, el cáncer de Charlie, la enfermedad mental de una magistral Kirsten (Paula Devicq) y la adicción de Bailey al alcohol, los típicos temas que antes no lo eran tanto, un recurrente en otras series que ahora sin embargo caerían en saco roto.

La última promo

[Hago un pequeño paréntesis porque no me gustaría seguir adelante sin mencionar lo especial del personaje de Kirsten, que aparece en la serie como un ángel por la puerta de la casa de los Salinger y cuya presencia en cada episodio iba a ser especial de una forma que aún hoy me hace sentir una cierta emoción como aquellos días. Kirsten era un personaje habitual, con su rol protagonista pero sin llegar a serlo, de hecho no fue hasta las últimas temporadas que comenzó a salir como personaje principal. Tras la ruptura con Charlie, se convirtió en un fantasma, en una esperanza, en alguien a quien deseabas volver a ver con muchas ganas. Episodio tras episodio, mientras los rótulos iban pasando por la pantalla al comienzo, miraba atentamente esperando impaciente a que saliera su nombre, Paula Devicq, allí abajo. De aparecer, supondría sorpresa. Podría ser en medio de una calle, en cualquier parte, ella estaría allí, siempre fue y será como un amuleto para la serie, los que lo veíamos esperábamos con ansias que tras aquel fatídico episodio de la boda, Charlie y ella volvieran a unirse, pero los guionistas hicieron que desesperásemos amando esa escena, conscientes de que su personaje estaba destinado aúnn a seguir vagando. Hoy me queda en el recuerdo Kirsten como uno de los personajes de una serie a quien más amé, a quien intenté comprender y que me acompañó de cierta manera entre la adolescencia y el mundo adulto. Aún recuerdo su rostro contra el cristal del coche en una tarde de sol… en aquel momento dejé atrás mi adolescencia progresivamente de alguna forma.]

Llaman a la puerta, Bailey abre y aparece un ¿ángel? No, es Kirsten Benett

Llegaba la nochevieja del año 1999 al 2000, el episodio ya nos llegaba un poco tarde. Pocos saben hoy cuál era el nombre del perro de los Salinger, lo nombraron pocas veces, aunque siempre estuvo allí, se llamaba Thurber. Fue en aquella noche de perros después del año nuevo cuando decidió abandonar a la familia para siempre. En el episodio, uno a uno, Julia, Bailey, Charlie, Claudia, Owen, eran conducidos hasta aquel hospital veterinario donde todos se reunieron para decirle un último adiós y el día después esparcir sus cenizas en un lugar que prefiero no desvelar. Una vez más la serie tocó en el futuro mi propia vida. Sería seis años después cuando en una situación similar dijese adiós a Yoko para siempre.

La escena final de la serie me pilló en mi habitación. Me senté en la silla donde comencé a verla hacía cinco años atrás, en el mismo lugar, en el mismo televisor, todo estaba llegando a su término y el episodio pasó en un suspiro cuando en la escena final retiraron aquel mueble de la habitación y destaparon una pequeña «caja de pandora» del tiempo que desconocían, un guiño final que dejó un sabor de boca inmejorable. Bien está lo que bien acaba. Lágrimas en mis ojos con sollozos que no pude contener, sin querer que aquella magia acabase, sin querer que se me escapase de las manos aquella serie que me había acompañado en alguno de los momentos más difíles de mi vida, cambiándola para siempre. Aquella tarde pude descargar la tristeza aunque su recuerdo me quitó el aliento y me puso un nudo en la garganta durante varias semanas.

Tradición familiar, desde la muerte de sus padres, siempre quedan para cenar en el restaurante

Es octubre de 2010, han pasado más de diez años desde aquel momento en que por primera vez me despedí de una serie de la que era consciente de su importancia. Un tiempo en que las cintas de VHS permanecen aún intactas en la estantería con todos y cada uno de sus ciento cuarenta y dos episodios con carátulas creadas con una máquina de escribir, fotocopias y un poco de arte por mi parte, esperando volver a cobrar vida a pesar de que me resisto a verla de nuevo porque prefiero recordarla como lo que fue y lo que me transmitió, pero caeré en la tentación un día. Porque alguien me enseñó que está bien mirar hacia el futuro, pero que lo que vivimos en el pasado y aprendimos, es lo que hace de nosotros las personas que somos hoy, y nunca debe pesarnos el echarlo de menos, porque aunque la tristeza aflore y de nuevo notemos un nudo en la garganta, es esa sensación por lo que merece la pena estar vivos.

‘Perdidos’: La Colección Completa

Artículo escrito para FormulaTV (pincha en el enlace para ver todas las imágenes de esta colección)

En Blu Ray y en DVD, a un precio recomendado de venta de 299,95€ y 174,95€ respectivamente, llega hoy 3 de noviembre a nuestro país y a otros lugares del mundo entero la colección completa de ‘Perdidos’ en una cuidada Edición de Coleccionista.

Una caja de cartón duro con motivos dorados inspirada en las paredes con jeroglíficos del templo y con cierre imantado (no podía ser menos, al ser este un fenómeno importante dentro de la serie), guarda en su interior ese objeto de deseo para los verdaderos fans que se precien:

– Un libreto de 42 páginas (42) a todo color especial con los resúmenes de cada episodio acompañando cada página con una imagen esencial de los grandes momentos.

– Juego de mesa Senet (el juego del más allá). El juego al que Jacob y su hermano juegan en la playa en el episodio «Across the Sea». Incluye tablero de cartón duro desplegable, 5 piedras negras y 5 piedras blancas de diferentes formas totalmente reales como si las hubiéramos encontrado cerca de la orilla, 4 palos de contar grabados y reglas del juego en la contraportada de la caja especial que contiene todos los elementos.

– 1 cruz egipcia (Ankh) coleccionable de souvenir en cuyo interior hay un pequeño pergamino desplegable con inscripciones egipcias en forma de jeroglífico con un mensaje oculto.

– Mapa físico de la isla representado en la tapa interior de la sobrecubierta de la caja de la Edición Coleccionista.

– DVD El Disco Perdido con contenidos adicionales:

Además la caja incluye todas las temporadas de la serie en formato Blu Ray o DVD tal y como fueron lanzadas en su día, sin un nuevo empaquetado y con los mismos contenidos extras. Los Blu Ray vienen en multipack por temporada mientras que los DVD están contenidos en estuches slim.

«Dejándoles ir: Reflexiones sobre un viaje de 6 años», el último adiós a Perdidos

Artículo escrito en exclusiva para FormulaTV

Jack, Kate, Sawyer, Sayid, Ben, Hugo, Locke, Jin, Sun y muchos más… todos nuestros ‘Perdidos‘ descansaron en paz en el último episodio de la serie. Un punto y final que a muchos, deseosos de respuestas a las preguntas, hubieran deseado que fuese diferente, cuando las respuestas en realidad están contenidas dentro de la obra, sólo hace falta pensar un poco y aportar nuestro granito de imaginación. Otros, en cambio disfrutamos de ese sabor a despedida en un mundo etéreo, sostenible sólo en el pensamiento, en el alma, lo que quiera que sea, el lugar perfecto para comprender que los misterios, el sufrimiento, el tiempo, no son sino las herramientas que el mundo en el que hemos nacido pone a nuestra disposición para llegar a un destino común, la muerte.

Al fin y al cabo la vida no deja de ser como una cuerda, tiene un punto de partida y un punto de llegada, aunque se corte, ese corte supone un final, y entre medias, cualquier cosa imaginable es posible.

Lee el artículo completo pulsando sobre este enlace…

System Failure 922044:16 – 6º Aniversario del accidente del vuelo 815 de Oceanic Airlines

Tal día como hoy hace ya 6 años que el vuelo 815 de Oceanic se estrellaba en la isla con 324 pasajeros a bordo. Ocurrió un 22 de septiembre de 2004. Un accidente, unos supervivientes y una isla, la isla… poco podíamos pensar aquel día todo lo que vendría después.

Así ocurrió todo en tiempo real desde diferentes perspectivas.

LOST trailer fanmade

Duele ver en los upfronts de las cadenas que ya LOST no aparezca. Será nuestro primer año, desde que dieron comienzo esas series de nueva generación, en que no veamos ni a Jack, ni a Kate, ni  Sawyer, Hugo, Locke, Ben y los demás patearse la isla y la existencia en el espacio y en el tiempo.

Hoy he sucumbido con algunas lágrimas ante este tráiler que un fan hizo con motivo del comienzo de la emisión de la sexta y última temporada, con la música orquestada y versionada del videojuego Final Fantasy X. Revivir algunos grandes momentos, hoy deja un sabor de añoranza.

Post Lost: Finale. The End – Una parodia de «los decepcionados»

La madrugada del 23 de mayo tuve la enorme suerte de que la curiosidad no pudo conmigo y decidí esperarme a ver el final tranquilamente ese fin de semana, como siempre había hecho, de la mano de FOX, esta vez adelantándose a su competidora de emisión, Oº, que después de destrozar la serie quería hacer historia.

Y vaya si lo consiguieron, valiéndose del desconocimiento del idioma de muchos que se lanzaron a ver las escenas para que nadie pudiera arruinárselas, cuando en realidad se encontraron con metraje perdido, subtítulos a destiempo y un debate matutino lleno de ineptos que pusieron la serie de vuelta y media porque no se habían enterado de nada.

No comparto las opiniones del siguiente vídeo el cual es muy gracioso y aconsejable, pero viene a reflejar la desorientación (Dharma) que se vivió en los instantes inmediatamente posteriores al final. ¿de verdad creían que si la serie nos había hecho comernos la cabeza durante 6 años ahora de repente iban a sentar a dos personajes a narrar cada misterio?

(NOTA: No ver si no has visto el final)

Vincent & Jack, el recuerdo de Perdidos

Todavía hoy sigo con esa especie de nostalgia tras seis largos años y con un nudo en la garganta y los ojos inundados cada vez que recuerdo la escena final.

Durante todo este tiempo, aunque se me pasó por la cabeza en muchas ocasiones, nunca llegué a culminar la apertura de un blog dedicado a la serie que más me ha impactado en mi vida en todos los aspectos, a pesar de pasarme un par de veranos día a día sacando tiempo imposible para escribir esas entradas sobre The Lost Experience, Find 815 y el epílogo que aún sigo preparando, nunca encontraba el momento.

Pero al final llegó, una cuestión del destino o no, aquella escena final me trajo recuerdos de la serie y de mi propia vida, de los juegos con Yoko, de todo lo que pasamos juntos para al final acompañarlo y no dejarle solo en sus últimos minutos.

Enlace a Vincent & Jack

De este recuerdo final nace la idea que enseguida me vino a la cabeza, Vincent & Jack, un lugar que será un homenaje a la serie y todo lo que la rodea, con lo que ya hice, lo que ya hay y lo que haré, empleando aquellos iconos que en su día me llamaron tanto la atencion, como Retrievers Of Truth, el lugar donde se decía de los perros labradores:

Amigo. Compañero. Alma gemela. El perro labrador puede leer tu mente. Escuchar lo que piensas. Sentir tu dolor. Pueden comunicarse sin emitir un solo sonido. ¿Estás receptivo?

So it begins

Perdido

Esta noche alguien se irá a dormir mientras algo se rompe en pedazos en su interior, mientras el aroma de los recuerdos de aquella playa inspiran sus sentimientos provocando una profunda respiración, casi un suspiro de último aliento de vida.

Flashback —-> Perdidos

Mañana bien temprano, sus ojos se abrirán casi repentinamente al escuchar el despertador, se levantará de la cama y tras tomar el desayuno se meterá en la ducha, cogerá su ropa, se pondrá las zapatillas y atará firmemente los cordones, pero su día no será uno de esos días comunes. Pisará la calle y andará como perdido.

Goodbye LOST (IV)

Supongo que como muchos otros, desde el primer episodio, siempre creí que el rescate sería ese final de lujo argumental que pondría fin a la serie, al fin y al cabo, la esperanza por abandonar la isla nunca había desaparecido de la mente de la mayoría de sus protagonistas, iniciándose ese proceso de ilusión frustrada con la barca de Los Otros llevándose a Walt. No dejaba de impactarme el hecho de que ese momento como tal no existiese. De repente habíamos pasado de ver a los personajes en la isla a verlos tras el rescate. ¿Qué diablos iban a contar entonces si ya sabíamos que habían sido rescatados? Los guionistas comenzaban a enseñar a los espectadores que PERDIDOS, aparte de su embaucadora mitología endiabladamente perfecta, era principalmente la historia de unos personajes con un recorrido completo en sus vidas, con un principio, un desarrollo apasionante y un final y que todos esos misterios que les rodean no son sino una aguja conduciendo los hilos del argumento para tejer esa historia.

Tras varios días de desconcierto después de visionar el final de la tercera temporada y a poco que se hablase con otros seguidores y se echase un vistazo por internet, esos Jack y Kate a los que por un momento crucifiqué por sentirme engañado durante todo este tiempo, volvieron a conservar de nuevo toda su personalidad, aunque será una sensación que no podré olvidar y permanecerá siempre ahí. Habían nacido los Flashforward, o dicho de otra forma, todo lo contrario a un Flashback, en lugar de ver lo que sucedió hasta la llegada a la isla, podíamos ver lo que ocurría tras salir de la isla.

Durante la tercera temporada, mis hábitos para ver la serie cambiaron. Fue tal el retraso de la emisión por parte de las cadenas, que por primera vez en la historia de las «series de nueva generación», los DVD salieron a la venta antes de estar finalizada en televisión. Así, durante la temporada y debido al horario de trabajo, me terminé despreocupando de grabar los episodios que ya no podía ver en directo y cambié su día de emisión a mi gusto a los sábados por la tarde, cuando podía verla tranquilamente en mi nueva televisión de 42 pulgadas y sin cortes. Recuerdo la sensación de introducir el DVD cada semana en el reproductor, no dejaba de resultarme extraño estar viendo algo antes en formato físico que en su emisión original y el hecho de no ver ese logotipo de FOX arriba a la derecha.

Habíamos sobrepasado ya el ecuador de la serie sin ser conscientes, poco se conocía entonces sobre un posible final que llegaría en poco más de 3 años y medio. El enorme éxito de The Lost Experience provocó que los guionistas nos preparasen otra delicatessen entre temporada y temporada ya no sólo para aliviar la espera, sino para ofrecernos una historia que encajaría posteriormente a la perfección con el guión principal de la serie, Find 815.

Find 815 nacía un 31 de diciembre de 2007, día de nochevieja, sólo 3 días después de anunciarse la vuelta de las aerolineas Oceanic Airlines, para ser un pasatiempo por capítulos, exactamente 5, que transcurrirían en otras 5 semanas, antes y durante la emisión de la cuarta temporada, que llegaba más tarde que nunca. De hecho ya nunca más veríamos esas largas temporadas de más de la veintena de episodios y todas empezarían a principios de años venideros. Find 815 es una apasionante historia que refleja el contraste entre el espíritu luchador de una apasionante búsqueda y la más absoluta pérdida de esa ilusión cuando el objetivo ya es alcanzado. Sam es su protagonista, un trabajador de Oceanic Airlines que perdió a su novia Sonia en el accidente del vuelo 815 de Oceanic. Su historia da comienzo cuando en los informativos se anuncia el regreso operativo de Oceanic en sus aerolíneas. Entonces comienza su particular odisea, se niega a que la compañía de repente cierre el caso de la búsqueda de los supervivientes pasando página como si nada hubiera sucedido y se lanza en una búsqueda imposible.

El recorrido de la aventura, a pesar de durar tan sólo 5 semanas, fue tremendamente enriquecedor. No sólo poder reencontrarnos con Sonia, la azafata del vuelo y conocer todos los detalles de su historia, sino además creer estar en el camino de descubrir las coordenadas de la isla en el mapa por fin. Recuerdo con especial interés y emoción la última semana de la experiencia, cuando Sam se acercaba a las coordenadas y con nuestras propias manos manejábamos esa pequeña cámara submarina esperando llegar a la costa de la isla y que todo se fundiese de repente con uno de los capítulos del inicio de esa nueva temporada, pero una vez más los guionistas supieron desconcertarnos y lo que pudimos ver nos dejó sobrecogidos, el vuelo 815 de Oceanic se encontraba sumergido. Desde este momento cobraron especial sentido las palabras de Naomi «están todos muertos» y las teorías que apuntaban a la muerte de los protagonistas. Nada más lejos de la realidad, ya que poco tiempo después comprenderíamos que hacía aquel avión sumergido, una réplica exacta surgida de la maquiavélica mente del señor Widmore.

¿Esperábamos otro ojo que despertase? ¿Otra mano que cogiese un disco y lo pusiera mientras hacía sus labores cotidianas? No. Los guionistas dieron un giro a sus comienzos y se basaron en la intriga de la secuencia que tanta expectación logró levantar en los momentos finales de la tercera temporada. Una pila de papayas descansa al sol en una tarde apacible y tranquila cuando un coche la atraviesa seguido de la policía, dando caza tras la persecución a un conductor cuya identidad era desvelada muy poco a poco, inquietando al espectador, una situación que se repetiría constantemente a lo largo de los episodios y con la que los guionistas jugarían, culminando esta serie de «sustos emocionales» con la identidad del personaje que se encontraba en ese ataud que Jack visitaba al final de la temporada 3. Se nombraba por primera vez a Los 6 de Oceanic, algo que aunque aún desconocíamos hacía suponer que sólo 6 habían sobrevivido al rescate.

Una imagen que refleja la ilusión que sentí cuando supe que por fin iban a ser rescatados. Aunque muchos mostraron su felicidad, fue Hurley quien la exteriorizó más que ningun otro. No obstante todo parecía demasiado bonito para ser verdad, teníamos el precedente del barco de Los Otros con nuestras esperanzas frustradas, pero a la vez en el otro lado sabíamos que en un futuro estaban a salvo, por lo tantos los sentimientos estaban contrariados. La escotilla, la liberación de energía electromagnética, la llave de Desmond, sus visiones en las que Claire abandonaba la isla en un helicóptero, el pulso que por un momento dejó la isla al descubierto de los radares, la llegada del barco, todo hacía presumir que el rescate era inminente, aunque por otra parte sabíamos que ese barco no era el de Penny. ¿Eran de fiar sus tripulantes? De nuevo la lucha por descubrir la verdad, por conseguir entrar en la mente de Naomi, creerla o no era cuestión de fe.

Comenzaba la aventura de esta nueva forma de contar la historia, en esta ocasión con Hugo. Se intuía por tanto que podríamos disfrutar de los flashback de los personajes con lo que ocurrió al dejar la isla, de la misma forma que sus historias fueron contadas en pasado anteriormente. El futuro de Hugo Reyes no era más esperanzador que su pasado, encerrado de nuevo en una clínica, las visiones no dejaban de acecharlo, como tampoco las visitas de esos que ya estaban muertos y otros que estaban bastante vivos, como el intrigante señor Abaddon que parecía querer investigar la historia de los famosos supervivientes desde un punto de vista demasiado cercano.

La imagen de Jack y Kate mirando al interior de la cabina del avión, donde experimentaron su primer viaje en la isla en busca del intercomunicador, representa uno de esos momentos de remanso y paz muy contados a lo largo de la serie, donde se deja un espacio de tranquilidad para pensar en la inmensidad y grandeza de todos los acontecimientos sucedidos. Una de esas pequeñas miradas al pasado que invitan a reflexionar y que provocan una sugerente sonrisa fruto de una historia recordada con añoranza.

Se había estado forjando desde el principio, la rivalidad entre Jack y Locke era una confrontación inevitable y, recordando hoy esta imagen, quizá nos vengan a la memoria grandes momentos de reencuentro entre estos dos personajes, momentos en los que la tensión se palpa en el ambiente y no hacen falta palabras. Creer o no creer, esa era la cuestión. ¿Eran dignas de confianza las personas que habían llegado para rescatarles o debían huir de ellos? Era el momento de decidir, ya nadie podía quedarse al margen de esa lucha que acababa de comenzar.

¿Quién estaba en lo correcto? ¿Jack y sus ansias por abandonar la isla le habían hecho confiar demasiado rápido? ¿O Locke quizá se estaba precipitando al desconfiar de los rescatadores? La duda traspasó la pantalla en esta secuencia en la que había que posicionarse. En mi caso la balanza se decantó por Jack, ya que su actitud siempre había sido más semejante a la mía, al que había visto tomar decisiones que yo hubiese tomado. Sin embargo la postura de Locke no desmerecía en absoluto, siempre lo había visto como un personaje envuelto en el misticismo, obsesionado por creer que la isla tenía algo reservado para él, su destino, pero convincente.

Resulta curioso comprobar hoy cómo aquella decisión afectó al rumbo de los acontecimientos y el giro que junto a nuestros sentimientos sufrió ese personaje con el que decidimos quedarnos, como si realmente aquella decisión nos hubiese conectado de alguna manera con el que elegimos. En relativamente poco tiempo la serie tomaría un rumbo que volvería los destinos del revés, el que quería salir de la isla querría quedarse y viceversa, hombre ciencia por hombre de fe.

Nos habíamos percatado de su presencia en algún momento, intuíamos cómo se movían, sabíamos que formaban parte de la isla. Durante cada temporada nuevos personajes iban apareciendo, enriqueciendo la historia, pero todos estos personajes de alguna forma ya estaban en el lugar de los hechos. Con Naomi se inició la entrada de nuevos personajes aparentemente ajenos a la isla. Emocionante fue la llegada de Daniel Faraday. El rescate ya había comenzado, sin embargo en mitad de la tormentosa noche tan sólo una persona se lanzaba desde el helicóptero para organizarlo todo, ¿cómo era posible? Los guionistas volvieron a jugar con nuestros sentimientos. Recuerdo que mientras descubría su rostro, esperaba impaciente ver a un ser conocido, sin embargo no fue su cara la que logró sorprenderme, sino sus palabras: «¿tú eres Jack?». Había comenzado el principio del fin.

Los nuevos personajes enseguida calaron hondo mientras algo quedaba cada vez más claro, no estaban allí para rescatar a nadie, sino para llevar a cabo una serie de experimentos, y algo más. Si pensábamos que estaban totalmente desvinculados, lo que estaba por llegar nos haría ver que los lazos de esta tierra les unían en algún punto de su existencia que no alcanzaban a recordar.

Es fascinante el hecho de que no recordemos nada de nuestra etapa de niñez más temprana. Yo mismo me veo en fotos a los 2 ó 3 años con mi padre agarrado de la mano, en lugares que no recuerdo ahora, con ropa que no recuerdo haberme puesto nunca. Sólo a partir de los 4 más seguramente 5 años, conservo ciertos recuerdos perdidos, como instantáneas en fotografía. Las vidas de Charlotte y Miles vienen ligadas a la isla de esta forma, por etapas de su vida en las que los recuerdos se desvanecen con la edad adulta, pero eso aún estaba por venir.

La muerte confirmada. Mientras en la isla luchaban por ser rescatados, en el mundo «real» la muerte de los supervivientes del vuelo 815 de Oceanic era un hecho. El juego Find 815 terminaba y se fundía de forma magistral con este episodio en el que las imágenes captadas por el barco en el que zarpó Sam aparecen en la televisión. El avión yace en las profundidades.

¿En qué se habían convertido los supervivientes tras el rescate? Esta escena de apertura del episodio dedicado a Sayid consiguió despertar mi interés por este personaje al que nunca he tenido el más mínimo aprecio. Siempre quise que los guionistas acabasen con él, pero en momentos puntuales llegó a ser interesante.

Llegaba uno de los capítulos más interesantes con uno de los finales más emotivos y sorprendentes de esta temporada. Kate, huída de la justicia, a pesar de ser una de las supervivientes, tendría que hacer frente a ella. Es quizá en estas escenas donde Kate alcanza su madurez como personaje, donde se enfrenta a todo lo que dejó atrás y a los motivos por los que arriesgó su vida y su libertad y donde se refuerza y se debilita a partes iguales su relación con Jack.

Imagen mítica donde las haya, ver a Claire, Kate y Aaron nos hace recordar muchos momentos. Juntas han vivido ese nacimiento, en una escena que regresaría para ser recordada y juntas han sufrido el revés del destino, reencontrándose en unas circustancias adversas en las que sus vidas por separado han  sido influenciadas por la inquietud y la desesperanza. Debería pasar mucho tiempo para comprobar que el tiempo había forjado algo totalmente distinto a lo que vivieron en Los Barracones. Otra magistral muestra de la representación de la maldad y la bondad viajando de lado a lado en los seres humanos.

Estába esperando escucharlo de su boca. LOST nos había enseñado ya tantos secretos que estábamos aprendiendo a discernirlos antes de que llegasen. Uno de los finales más sorprendentes cuando Kate pronuncia el nombre de Aaron, otro de esos momentos donde me levanté del sillón y mi mente comenzaba a pensar vertiginosamente recopilando datos pasados, intentando discernis qué se me había escapado desde que la visión de Desmond predijo que Claire sería rescatada.

La Constante, un trepidante episodio donde las escenas se sucedían vertiginosamente, tanto como la mente de Faraday permitía, sin dejar tiempo apenas para pensar en lo que estaba sucediendo, pero dejando tras de sí un mar de dudas sin respuesta que me harían pensar bastante tiempo. Un segundo intento de los viajes en el tiempo que vendría a abrir el camino a la arriesgada quinta temporada.

Tras la trepidante acción, llegó un poco de calma y de nuevo volvían a sorprendernos retornando a los flashback en la isla, retomando la importancia de Juliet en la historia así como los sentimientos despertados e intentando jugar con nuestra inteligencia intentando discernir en qué periodo de la trama nos encontrábamos, ¿pasado o futuro? Y eso que aún no habíamos conocido otra de las formas de contar la serie.

Siempre que comenzaba una nueva parte de la historia de Jin y Sun, me acomodaba para vivirla de forma intensa. Quizá para muchos sean una parte más sin mucha importancia como para mí lo era Sayid, pero su simple presencia me hacía sentir la necesidad de seguirla atentamente, aún hoy me es difícil explicar el por qué. Es curioso que el azar dos años después terminase juntando en el mismo destino a los tres personajes, queridos y odiado.

Esta escena en la que parece que Jin va a cierto lugar fue realmente inesperada, un camino cruzado entre el pasado y el futuro, el flashback y el flashforward con el que los guionistas una vez más nos dejaron con la boca abierta. Simplemente maravilloso.

La reaparición de Michael fue otro de los grandes momentos. Le vimos abandonar la isla junto a Walt tras cometer aquel atroz acto en el búnker. Hasta ese momento nunca supimos si las coordenadas que Los Otros le indicaron les habían guiado a la salvación o a un destino incierto.

Los niños no han tenido un lugar muy especial en LOST, sólo Walt destacó hasta que fue raptado, en pequeños momentos después tanto de forma real tras su huída, en su etapa más adulta y como parte de esos seres atrapados en la isla y otros han sido meros extras, aunque he de mencionar esa escena en detalle de unos pies cruzando la selva mientras con las manos uno de Los Otros niños arrastraba a un oso de peluche desgastado por el paso de los días, sugerente en su tiempo y una lástima que no se les concediese una parte especial.

Una de las escenas que me produjo la mayor sensación de desasosiego desde el comienzo de la serie. De repente en unos segundos la historia de la mujer francesa, su señal que llevaba recorriendo el espacio de la isla 16 años, tras el reencuentro con su hija perdida, acaba de forma repentina con una sencillez pasmosa. Rousseau siempre fue uno de esos personajes de los que temí que perdiese la vida, la consideraba un pilar fundamental. Aunque estaba deseando conocer más detalles sobre ella, prefería incluso que no apareciese para evitar tener que presenciar su muerte y, en un momento, tal y como ocurre en el fiel reflejo de la vida real, se había ido para siempre. Por fortuna ese «para siempre» fue un hasta luego que llegaría en forma de reencuentro sorprendente e inesperado. Pero una vez más había que esperar para que todo encajara en el puzle.

Impactante la frialdad de Keamy, sin ningún tipo de sentimientos acaba con otro de los personajes ante la aparente  serenidad de su padre. Pero debajo de esa serenidad se gestaba el odio y el sentimiento de culpabilidad quer jamás desaparecería y que sería una constante en su vida. Por suerte para él, llegaría el tiempo de la redención.

La venganza de Ben nos llevaría a otro de los grandes momentos. Nos hizo imaginar que había otra forma de salir de aquella isla apareciendo en un desierto. La aparición de Ben en la noche en la habitación de Widmore para amenazarle no llegaba a convencer del todo. ¿Realmente Ben era tan malo como intentaba aparentar? El ídolo que se había ganado su título por méritos propios, comenzaba a destapar sus verderos puntos débiles.

Ahora esta imagen me dice muchas cosas, pero entonces me desorientó por completo. El humo negro comenzaba a reclutar a su ejército, utilizando los sentimientos para colarse por esas pequeñas rendijas por la que introducir su veneno.

El padre de Jack vuelve a aparecerse ante su hijo, ya lo hizo en la isla como la única forma de guiarle hasta el lugar donde encontrar agua potable y hasta su ataud vacío y ahora lo hacía de nuevo en el futuro. Nuevas preguntas surgen ahora incluso vistos nuevos episodios. Quizá una vez finalizado todo sea capaz de comprender el por qué a todas ellas poco a poco.

Otra maravilla de episodio estaba al caer, un flasback inolvidable que transcurriría en la niñez y adolescencia de Locke desde antes de su nacimiento. El momento en que Richard hace aparición en la vida de Locke es magistral así como la determinación de Locke de escoger el cuchillo. Tras su visión una idea me quedó clara, el destino de los supervivientes estaba marcado por su pasado y la influencia de otras personas, aunque aún no era consciente de en qué medida. ¿Fueron los supervivientes dueños de sus propios destinos en todo momento o fueron guiados hacia él sin oportunidad de forjarlo? Richard consiguió captar mi atención de nuevo, su inmortalidad era una incógnita.

A modo de anécdota, esta imagen de Horace ahora cobra más sentido que nunca, ya no sólo por lo que estaba por llegar en la siguiente temporada donde sería uno de los protagonistas, sino por formar parte de esos seres que no pudieron seguir adelante.

El encuentro entre Locke y Christian, aunque sorprendente, seguramente nos pasó desapercibido en un primer momento. Hoy lo vemos con otros ojos, donde uno veía respeto, el otro buscaba esa rendija por la que colarse.

Los 6 de Oceanic. Por primera vez una season finale de tres partes intensas. Ya había vivido sus futuros por separado, afrontando las consecuencias, llegaba el momento de ver el rescate, ese que había imaginado como final de lujo para la serie, se convertía en un merecido final de temporada que aún nos regalaría momentos inolvidables en sus últimos y trepidantes minutos: el grito desgarrador y desesperado de Sun al que me uní, tras la explosión del barco con Jin en su superficie, lo que nos quedaba por pasar echando ahora la vista atrás, Ben moviendo la isla a través de un mecanismo que me dejó petrificado por su extrema sencillez y que siempre imaginé como algo más sofisticado (una vez más lograban sorprenderme como en el caso de la escotilla), el rescate en el barco de Desmond y Penny y los primeros encuentros surgidos de la desesperación por las personas que dejaron atrás y de las que prometieron guardar secreto para proteger la isla, imágenes que hablan por sí solas.

En un magistral movimiento, aquel final de la tercera temporada que nos mostró los primeros compases del futuro, enlazaba a la perfección con el final de la cuarta temporada para dar sentido a la historia completa tras el rescate. Pero aún quedaba por zanjar esa secuencia que nos había inducido a pensar entonces que Jack visitaba el ataud de su padre en un flashback. Aquel cuerpo inerte se desvelaba en los últimos segundos previos al final dejándome de nuevo con la cara desencajada y una expresión de admiración.

Todo estaba preparado para poner rumbo de nuevo al lugar del que no debieron huir jamás. Siguiente parada: Dharmaville.

Goodbye LOST (parte III)

Son pocas las obras creadas en el mundo de la cultura que gozan de un universo rico en detalles, capaces de sustentarse por sí mismas, como si realmente existiesen en una realidad paralela, con una vida propia que a veces dé la sensación que se desvincula por completo de sus creadores para tomar su propio rumbo. Tales son los casos de obras antiguas de la literatura que perduran a día de hoy como «El señor de los anillos», donde Tolkien inventó un mundo, unos seres y un lenguaje únicos donde más allá de la historia uno podía imaginar otras situaciones. Otras obras literarias más recientes como «Harry Potter» también han conseguido este mismo efecto, el hacer sentir al espectador que más allá de la historia contada, despiertan secretos, un mundo abierto donde la imaginación del lector no tiene fin.

La isla de PERDIDOS es como ese mundo, a uno le gustaría perderse en ella, con osos polares, con humo negro, con Los Otros, tiene vida propia más allá de los supervivientes, le otorga al espectador la capacidad de imaginar nuevos personajes, nuevos lugares y situaciones a su antojo, porque han sabido recrearla con todo lujo de detalles, con misterios en cada rincón y con el principal ingrediente, la ilusión.

Verano del año 2006, aún en emisión la Temporada 2. Poco antes, en USA, coincidiendo con una pausa publicitaria del episodio del 2 de mayo, se insertaba un anuncio de 15 segundos de duración «Desde el principio de los tiempos, el hombre ha sido curioso, imaginando que todo es posible. La Fundación Hanso, buscando un mañana mejor. Descubre la experiencia por tí mismo.» A continuación aparecía un nº de teléfono en pantalla para que todos los que quisiesen participar llamasen e insertasen su password en la web thehansofoundation.org. Acababa de dar comienzo una de las experiencias que marcaron la serie y a todos los que la seguimos y que siempre nos ha ayudado a comprender esos ricos detalles del universo LOST que quedaban imperceptibles a los ojos del resto de seguidores. No han sido muchos los guiños a la experiencia, pero suficientes para comprender toda su grandeza e inmensidad.

Aquel verano daba comienzo así The Lost Experience, una experiencia en la que me embarqué por casualidad y que una vez comenzada no pude dejar de exprimir hasta la última de sus consecuencias. Sin ser consciente, me convertí en la primera persona que la tradujo al castellano empleando por aquel entonces los nuevos foros de la web FormulaTV, recibiendo el apoyo de muchos usuarios y de gente venida desde Chile. Aunque no hubiera tenido una sola lectura, hubiera seguido traduciéndola igualmente. La sensación de estar ante algo grande podía con las horas de esfuerzo que me supuso llevarla a cabo. Muchos después hicieron sus propias traducciones e incluso comencé a redactar lo que hoy es ese apartado The Lost Experience en la descomunal Lostpedia en español, completando otros usuarios el trabajo allí.

Hoy recuerdo con satisfación aquellas largas horas rebuscando webs, imágenes y traduciendo y, aunque me perjuré que jamás volvería a meterme de lleno en una experiencia así, volví a caer y volví a hacerlo con Find 815, aunque esto ocurriría tiempo después, cuando miles de blogs proliferaban ya por internet y otros con más tiempo se adelantaban siempre, pero dejo esto para su espacio de tiempo concreto.

Con The Lost Experience comenzaba una serie de ARG’s que vendrían a rellenar el espacio vacío entre temporada y temporada para los más acérrimos fans, aunque ningún otro ARG logró superar al primero en riqueza argumental. A grandes rasgos, esta experiencia nos enseñó acerca de detalles interesantes como la identidad de algunos pasajeros que murieron en el accidente del vuelo 815, los libros que leía Sawyer en la isla, hasta elementos de gran calibre que vendrían a desvelarnos una historia hasta entonces inédita, la realidad de La Iniciativa Dharma, los misteriosos tripulantes del Black Rock (La Roca Negra) y una de las interpretaciones del misterio de los números. Allí aprendimos que La Iniciativa Dharma era un proyecto contratado por Tha Hanso Foundation, cuyo director era Alvar Hanso, nieto de Magnus Hanso, que era el capitán que zarpó La Roca Negra. Esta iniciativa de la que hasta entonces poco sabíamos, se dedicaba a realizar una serie de experimentos de diversa índole, uno de ellos centrado en animales (tiburones marcados con el símbolo de Dharma). La historia bastante extensa puede ser leída, aunque desgraciadamente ya no es interactiva por el cierre de algunos servidores de páginas e imágenes enlazadas, en el siguiente enlace THE LOST EXPERIENCE. Siempre que he encontrado a personas que me dicen que los guionistas de LOST han perdido el norte, les conduzco hasta ahí, porque todos los que la han seguido comprenden perfectamente que muy pocos son los cabos que no están atados desde el comienzo. Quizá para muchos, el momento más especial llegaba al final de la misma, cuando una vez unidas todas las piezas conseguíamos un vídeo completo con la explicación del significado de los números 4 8 15 16 23 42 y la verdadera razón de la existencia de la Iniciativa Dharma.

Una vez terminada, quedaban varios meses aún por delante para el estreno de la Temporada 3, pero como todo, al final llegó.

Una vez más, tal y como hicieron magistralmente en el comienzo de la segunda temporada, los guionistas se propusieron descolocarnos en el espacio para que nos preguntásemos ¿quién es ella? ¿dónde estamos? ¿qué se les ha ocurrido esta vez? Primero fue el ojo de Jack, después el ojo de Desmond y de nuevo en la secuencia de apertura, un ojo, el de Juliet. Los detalles de la escena parecían coincidir casi milimétricamente con los de la anterior temporada: despierta, una mano y la mano cogiendo un disco en esta ocasión bajo la batuta de Petula Clark y su «DownTown», pero al contrario que ya sucedió, esta secuencia de parecidos se rompe y no tenemos que esperar al final para saber quién es.

Una casa aparentemente normal en la que una mujer aparentemente normal aunque en la que denotamos cierta preocupación (que no adivinaríamos hasta bien avanzada la trama) reunía a un club de lectura aparentemente normal. Queaceres diarios con tropiezos de lo más común y una llamada de una vecina aparentemente normal. Pero hasta aquí la normalidad subyacente, porque los guionistas no sólo nos habían trasladado en el espacio hasta Los Barracones donde vivían Los Otros, sino que en apenas unos segundos el nexo de unión que ya conocíamos, Ben, comienza a llamar a personajes nuevos y otros conocidos, desvelando misterios de la trama y acercándonos a un nuevo punto de vista del día del accidente del vuelo 815 de Oceanic.

Toda una metáfora convertida en objeto surgía de entre los primeros episodios, La Bailarina de Cristal. Muchos eran los significados que se le podían atribuir a esa pieza que caía al suelo rompiéndose en pedazos, como las relaciones sentimentales. Precisamente los sentimientos encontrados se convertirían en una importante columna vertebral en esta nueva temporada, profundizando en los personajes, el lo que sienten y en lo que sentían. Descubrimos que la relaciónentre Jin y Sun era más complicada de lo que parecía y a la vez asistimos a uno de los momentos álgidos en la relación entre en trío Jack, Sawyer y Kate.

Lo mejor de recordar una serie, es que el paso del tiempo hace que la visión sobre la misma en conjunto sea aún más excepcional. Resulta curioso que hace dos años desde este momento Sawyer estuviera disparando a un oso polar y de repente los propios protagonistas estuvieran encerrados en las jaulas que los contenían. Conocíamos así una de las instalaciones de la Iniciativa Dharma , haciendo así un guiño también a The Lost Experience, donde descubrimos que se llevaban a cabo este tipo de experimentos (uno de ellos destinado a alargar la vida).

El momento en que la mente maquiavélica de Ben comienza a trabajar en serio, enseña a Sawyer dónde se encuentran exactamente, revelándole la existencia de otra isla. Es increíble saber ahora la de idas y venidas que se han pegado los personajes entre una y otra. El semblante de Ben serio e imponente hacía difícil distinguir su verdad de sus mentiras, sus miedos de sus confianzas. Pero con el tiempo descubriríamos que nadie puede conservar por mucho tiempo el mismo estado de ánimo sereno.

Entonces esta imagen me resultó curiosa, Los Otros se disponían a decir adiós a uno de los suyos, todos vestidos de blanco. Las respuestas se encontraban en el inicio del último episodio de la quinta temporada, Jacob era la respuesta.

El humo negro seguía siendo una presencia constante en la serie, siempre imponente, produciéndome pánico con su sonido, nada de eso había cambiado, al contrario, se había intensificado. Por aquellos días surgió una teoría acerca de él, inspirada en la nanotecnología, capaz de mover en grupo partículas diminutas para seguir una trayectoria. Era bastante razonable en su explicación física. Llegado este momento, asenté la idea de que el humo era una especie de justicia, que castigaba a los malos y dejaba vivir a los que habían realizado buenas acciones a lo largo de su vida. En estos momentos en que escribo, aún faltan por ver los episodios finales, pero nada más lejos de la realidad, visto ahora globalmente el humo negro exterminaba a todo aquello que podría llegar a dificultarle su salida de la isla.

Aquella preocupación de Juliet que intuimos en el piloto de la temporada al mirarse al espejo y suspirar, llega a su conclusión, descubriendo cómo, por qué acabó en la isla y por qué Ben la tiene atrapada, comprendiendo así muchos de sus comportamientos. De nuevo los personajes se cruzan en el tiempo y el espacio para contar su historia.

¿Existen las coincidencias? Si viviese en esa isla y hubiera sufrido todo lo que sufrieron sus protagonistas, ya no me quedaría duda alguna. Una isla, un experimento, un error, un avión que pasaba por allí, un médico cirujano experto, una persona que necesita una exhaustiva operación. Las coincidencias existen, o todo estaba ya planeado desde el principio. Una de las maravillosas ideas de esta serie plasmada en imagen.

De nuevo, otro de esos guiños a los seguidores de The Lost Experience, los experimentos llevados a cabo con imágenes para intentar controlar el subconsciente del ser humano, el Cuarto 23, donde más tarde en forma de miniepisodios descubriríamos que Walt estuvo encerrado por Los Otros.

No estábamos faltos de personajes misteriosos e interesantes, pero me bastó ver por primera vez a Eloise Hawking para intuir que más adelante volvería a verla. Una de estas veces que te da la sensación de estar ante un personaje carismático del que quieres descubrir más cosas debido a su halo de misterio.

Una de las principales cualidades de PERDIDOS reside en que no hay un claro protagonista principal, nadie destaca especialmente sobre el resto, consigue enseñarnos a los protagonistas en su faceta más acentuada, buena o mala, dejando a nuestro criterio convertirnos en sus fans más fervientes. Y cuando ya idolatramos esa figura, de repente nos enseña sus debilidades, convirtiéndolo incluso en un ser despreciable o simplemente más humano de lo que queríamos llegar a ver, mostrándonos que la dualidad perfecta, bien o mal, no existe.

Tras el suceso en la escotilla, Desmond adquirió la habilidad para poder ver el futuro en ocasiones puntuales, «flashes ante sus ojos», las reminiscencias de la liberación del pulso electromagnético. En su interior guardaba un gran secreto, una imagen que daría paso al final de temporada.

Concíamos la mala suerte de Hugo, pero desde luego el impacto de un meteorito no entraba dentro de mis planes, recuerdo el momento en que lo ví, no daba crédito a lo que acababa de ocurrir. ¿Realmente era posible que a una persona le saliese todo tan mal como para que hasta un meteorito destrozase el lugar de tu trabajo? Hurley y sus fantasmas se enfrentaron a esa mala suerte y lograron cambiar el curso de los acontecimientos.

La escena de la furgoneta de la Iniciativa Dharma fue como un canto de vida, un oasis en medio del desierto donde respirar. Que uno de los cadáveres dentro de ese automóvil tuviera aún cosas que contar, era otra historia.

Siempre me ha dado la sensación de que la historia de Hugo transcurría de forma diferente, a un ritmo más pausado, ajeno a todos los acontecimientos, siguiendo su propio ritmo. Libby había marcado su terreno sentimental, no sería la última vez que veríamos esta genial escena de despedida.

Si alguien echaba en falta el espíritu de telenovela, también estaba incluída en LOST, aunque de una forma necesaria para unir los lazos que vendrían con el rescate de los 6 de Oceanic. La ya de por sí interesante historia de Claire, daba un giro inesperado. No sería el único giro, otro estaba a punto de fraguarse.

Hasta este espectacular momento, sabíamos los milagros que la isla había obrado sobre Locke, detalles de su pasado, pero no sabíamos nada acerca de cómo llegó a estar en silla de ruedas. Su venganza estaba servida en bandeja. No sería la última vez que regresaríamos a este escenario de caída libre. Alguien ya había movido los hilos para asegurar la supervivencia de la isla.

La obsesión de Locke por no abandonar la isla llegó a límites extremos, destruyendo la única posible vía de escape, el submarino, una imagen que volvería a repetirse bajo otras circustancias, curiosamente.

Para muchos, incluidos los propios guionistas, un capítulo olvidable que nunca debió haberse creado, para otros como yo una pequeña maravilla sin la que la serie hubiese sido la misma, pero sin una pequeña joya en su interior, uno de mis episodios preferidos. Cierto es que Nikki y Paulo estaban metidos casi a calzador en algunas escenas, aunque en otras encajan a la perfección a medida que vamos recordando su estancia en la isla antes de conocer su final. Su historia es como un breve respiro apetecible que deja un buen sabor de boca, como un cuento dentro de otro cuento que te deja sorprendido y con una mueca de admiración en la cara. Ese demoledor final nos hacía partícipes de algo a lo que no estábamos acostumbrados, un secreto que ninguno de los personajes conocería jamás. Una historia que de haber sido contada con personajes protagonistas, muchos hubieran ensalzado como obra de arte. Pocas historias logran el dinamismo, emoción y desesperación como la de «Exposé».

El miedo por el humo negro, a pesar de no desaparecer, se convertía poco a poco en pasión. Era el único elemento que siempre estaba ahí presente, una especie de hilo conductor del que cada detalle descubierto era una pequeña gran satisfación para los sentidos. Descubrimos un importante detalle: al igual que los personajes, no era invencible, tenía sus debilidades. Una de ellas era la barrera de sonido de Los Barracones, algo que emplearía después Widmore.

Aquella mujer que se despertó en la cama sobresaltada por la noticia de la existencia de la isla, iba a hacer aparición. Los seguidores de The Lost Experience ya sabíamos lo suficiente sobre los proyectos de su padre, Charles Widmore, pero no lo bastante como para adivinar todos los entresijos que se acercaban. Todos querían encontrar la isla, todo estaba relacionado, acción por acción.

Esta imagen logró inquietarme. Mientras escribo estas líneas no puedo dejar de sonreir de puro nerviosismo, porque me hace revivir aquel momento en que ella cae del cielo en paracaídas. La mujer que vino a hacer un guiño a todos aquellos que decían que los personajes estaban todos muertos con la frase: «No hubo supervivientes del vuelo 815. Están todos muertos». Otra vez conseguían descolocarme, ya no sabía qué esperar mientras bajaban el cuerpo, pero esa tensión no desapareció ni una vez le quitaron la máscara, había aprendido a desconfiar.

Nuevo viaje a la estación médica. La historia de Jin y Sun seguía avanzando a la vez que obteníamos más detalles acerca de los embarazos en la isla. La experta: Juliet. Aún recuerdo con cariño un episodio que vendría más adelante sobre el nacimiento de esa criatura.

Nunca terminaré de perdonarle a Hugo ni a los guionistas lo que hicieron, aunque una vez vea el final quizá tenga que retractarme, pero La Roca Negra ha sido todo un símbolo en el que han ocurrido grandes cosas. Era el momento de llevar a cabo aquella venganza servida en bandeja, demostrando que dos pueden más que uno, y no sólo físicamente.

Cuando Ben había alcanzado ese grado supremo de maldad, calculador, controlador, que tanto fascinaba a la gente, era el momento de desmitificar al personaje y hacerlo cambiar bajo la atenta mirada del espectador, mostrando su difícil pasado en la isla. La serie estaba cambiando su forma de narrarse, variando los flashback por otros basados en la isla y los nuevos personajes. Por primera vez veíamos a ese Ben en su niñez, al que se le pidió cometer el acto más atroz de su vida (curiosamente el mismo pacto que Richard hizo con Ben lo hizo con Locke), todo por unas creencias en alguien a quien jamás había conocido. La necesidad de escapar de uno, se convirtió en una brecha para Richard por la que colarse para conseguir el objetivo de Jacob.

No puedo dejar pasar esta escena en la que Ben ve a su madre, Emily, tras la barrera de sonido. Aún tendrían que pasar unos años para saber el por qué de estas apariciones. Esta escena siempre me recuerda a Harry Potter, cuando Harry ve a sus padres a través del Espejo de Oesed, sin duda un espectacular guiño no intencionado a la obra de J.K Rowling.

Lo que llevábamos tanto tiempo esperando parecía haber llegado, por fin sabríamos quién era Jacob. De la más absoluta oscuridad surgía una cabaña. Tras la emisión de este episodio surgió una gran controversia, ya que los creadores intercalaron una imagen de un personaje en la mecedora en la cabaña, sobre el que se estuvo especulando mucho tiempo. En esta escena vimos por primera vez el gesto de imploración de Ben, sus miedos y su sensación de inferioridad cuando todo por lo que había luchado de repente se entrega a otro que acaba de llegar, hecho que desemboca en otro de los momentos impactantes de la serie. Ben comenzaba a descubrir que el destino para el que había sido preparado estaba siendo destruído.

El gran final que nos tenían deparado para esta temnporada se estaba gestando, pero antes nos regalaría grandes momentos inolvidables.

La historia de la mujer francesa Rousseau, comienza a tomar forma. Aquella historia que escuchábamos de su boca sobre su hija a la que se llevaron, ya nos sonaba lejana e incluso improbable, pero fuimos testigos de cómo se hacía realidad el encuentro. Aún narrada su historia, quedaba algo más por ver, pero eso llegaría más tarde.

Una de las imágenes más impactantes, el sacrificio de Charlie para conseguir el rescate. La escena de su cuerpo flotando en el agua será tan imborrable como la de otros que le acompañaron en el camino más tarde.

Parecía que lo habíamos visto todo ya, pero los guionistas nos estaban preparando un nuevo giro inesperado que nos volvería a dejar con el corazón en vilo y sumergidos en un mar de dudas.

Recuerdo esta escena final en la que nuevamente estaba desorientado. El principio del fin comenzaba con una escena que nos hacía creer que Jack estaba en su flasback, en el momento en que iba a visitar el ataud de su padre. De repente queda con alguien en el aeropuerto.

Aún conservo viva la sensación de la llegada de ese coche en la oscuridad y del hormigueo indescriptible que me invadió al ver la cara de Kate. Mi cabeza comenzó a dar vueltas a todo como un torbellino: si estamos en un flashback, ¿qué hace Kate cruzándose con Jack? ¿Se conocían de antes y han estado engañando a todos hasta ahora? Incluso llegué a pensar que ellos eran los causantes del accidente.

Dejaron claro que el rescate no era lo importante, había historias más interesantes que un rescate, había comenzado una nueva forma de contar PERDIDOS.

«We have to go back Kate, we have to go back!»

Goodbye LOST (parte II)

Si algo importante me ha enseñado PERDIDOS es sentarme a ver una serie y esperar que todo pueda suceder, dejar abiertos los sentidos y dejarme impresionar con la historia, sin esperar nada a cambio, sin pretender que ocurra lo que quiero o lo que creo.

Era principios de septiembre de 2005 cuando la primera temporada finalizaba en FOX y habían transcurrido ya 7 meses desde que dejase a Jack y Locke mirando a través de la escotilla y en mi cabeza cobraba cada vez más fuerza la hipótesis de pasadizos subterráneos que conducían a otra isla en la que había más gente, el paso del tiempo la reforzó aún mucho más, añadiendo el hecho de que no podía hablar con nadie de ella, porque apenas era conocida. Cuando encontré  a la única persona para hablar ya era demasiado tarde. Eran los primeros días de marzo de 2006, los últimos días de un curso de páginas web que ocuparon mi tiempo durante esa temporada, cuando uno de mis compañeros habló de LOST y del humo negro. Apenas pudimos comentar todo lo sucedido y la serie ya comenzaba a hacerse notar por la red, donde la gente comenzaba a aficionarse a las descargas de la versión subtitulada. Ese mismo mes comenzaba en FOX la Temporada 2. La experiencia de poder hablar con otras personas de cada capítulo hizo que buscase una alternativa. Si nadie a mi alrededor veía la serie, yo iría en busca de esa gente. Dicho y hecho me registré en una web de televisión y justo al conectarme estaba un forero hablando de PERDIDOS, sobre la serie fue mi primer comentario de los muchos que vendrían posteriormente, además de colaboraciones ese mismo verano de lo que estaba por llegar.

El paso de los meses había reconvertido el salón de mi casa, la tecnología del sonido envolvente integrado en los televisores estaba más a mano para los bolsillos y un 32 pulgadas JVC ocupó el centro neurálgico del ocio en la habitación, pasando del antiguo televisor y de la experiencia inolvidable de las 14 pulgadas donde me recluía a ver la serie. Aprendí a encontrar el momento preciso para ver mi serie preferida a lo grande, como se merecía.

La noche en que todo volvió a comenzar, una vez más los guionistas pudieron conmigo. Era la primera vez que me enfrentaba a una segunda temporada de una serie de «nueva generación» y los precedentes de series de mi infancia me hacían presumir lo que podría encontrarme, estaba acostumbrado a imaginar lo que sucedería y encontrarme algo parecido, pero no, PERDIDOS era diferente, de repente comenzaba el episodio con una persona a la que no veíamos el rostro, realizando tareas comunes mientras la voz de Mamma Cash Elliot entonaba «Make your own kind of music». Mi desconcierto me hizo quedarme boquiabierto una vez más frente al televisor, nada tenía sentido, absolutamente nada, hasta que un sonido repentino lo cambió todo, Mamma Cash Elliot dejó de cantar y un espejo se convirtió en el testigo que encajaría de una forma magistral, como nunca antes había visto, el final de la primera temporada con el comienzo de la segunda, una escena inolvidable que permanecerá en mi retina para siempre.

Mientras transcurría el episodio y dejaba impresionar aún más mis sentidos, no podía evitar sentir nerviosismo, 7 meses esperando saber qué diablos había dentro de la escotilla, pero tendría que esperar hasta casi el final del primer episodio para descubrirlo y toda una temporada entera para que ese lugar desvelase todos sus secretos, al menos los de entonces.

Uno de los detalles de la primera secuencia de apertura de esta nueva temporada, el que se ha erigido como uno de los iconos de la serie. No puede haber ningún fan que se precie que no pueda completar la secuencia que sigue a estos símbolos. Un endiablado mecanismo ideado por las maquiavélicas y brillantes mentes de los guionistas, que lograron traspasar la barrera de lo emocional llegando hasta el punto álgido de la paciencia del espectador, poniendo a prueba su curiosidad y la de los personajes en una sincronía perfecta.

El ser humano basa su comportamiento en experiencias pasadas y en el aprendizaje continuo. Si una vez has puesto la mano en agua hirviendo, no volverás a hacerlo de nuevo porque sabes que quema, nuestra propia forma de andar se rectifica con el paso del tiempo según nos sea más cómodo, quizá en nuestros primeros pasos nos rocemos la aprte interior de las piernas al andar, pero la rectificaremos para evitar esos roces dolorosos.

Hasta aquí experiencias normales, naturales, pero vayamos un paso más allá en este aprendizaje. A todos en alguna ocasión nos han prohibido algo a lo largo de nuestra vida. Imaginemos que alguien nos impidiese abrir la puerta del desván, pero que nos dejase las llaves al alcance para abrirlo cuando queramos. Aquí es donde comienza nuestra lucha interna entre lo que debemos y lo que queremos hacer. Llevemos esto incluso un paso más lejos, imaginemos que no tenemos otra distracción en el mundo, sólo la de esa puerta y lo que hay detrás de ella. Pasaríamos por delante cientos de veces al día sabiendo que nuestro deber es no entrar, pero imaginando qué sucedería si la abriésemos, se convertiría en una obsesión que terminaría llevándonos por el camino de nuestra curiosidad saciada.

Así fue el ingenioso mecanismo de los números que ocupó la columna vertebral de esta temporada. Una tecla que hay que pulsar cada 108 minutos para que no se libere algo que no sabemos qué es, ese es nuestro deber y tradición, aunque nuestra obsesión será todo lo contrario, imaginar qué sucedería si se dejara de pulsar esa maldita tecla. En el preciso momento en que Locke pulsó esa tecla por primera vez. comenzó la obsesión. Y una vez saciada la curiosidad, llega el momento de sentirse liberados o de arrepentirse de lo que ya no se puede arreglar.

Los flashback que en la primera temporada nos describían las vidas de los protagonistas antes del suceso, ahora se convertían en cuentacuentos de esas pequeñas maravillas llamadas coincidencias del universo. El encuentro entre Jack y Desmond. No sería la última vez que veríamos un encuentro en las gradas de ese mismo estadio, pero para eso habría que dejar pasar el tiempo una vez más.

La larga espera había llegado a su fin. Es aquí donde comprendí lo que decía al inicio de esta segunda parte, por mucho que hubiera podido imaginar, jamás en la vida, nunca, hubiera supuesto que dentro de la escotilla habría una serie de salas y un ordenador central y mucho menos el «ingenioso mecanismo» que me  haría sentir la sensación de curiosidad hasta límites insospechados. Ni pasadizos, ni dinosaurios, ni otra isla paralela, tan solo un jodido espacio reducido donde un tipo se tiraba todo el tiempo pulsando una maldita tecla. «¿Quién iba a imaginar que dentro de la escotilla había un tío pulsando una tecla para proteger el mundo?», cuántas veces repetí esta frase porque no cabía en mi cabeza.

Otro de esos iconos que pasarán a la historia y cuyos seguidores nos sentimos totalmente identificados, el símbolo de la Iniciativa Dharma que descubrimos en la estación del Cisne, desconociendo que había muchos otros desperdigados por la isla en aquel momento. Qué poco podíamos imaginar por aquel entonces que varios años después todos sus secretos serían desvelados, incluída la figura del hombre que nos daba instrucciones desde los años 70. La visión de aquel primer vídeo de orientación me fascinó de una manera inimaginable, me recuerdo rebobinando varias veces en aquel episodio, intentando averiguar y enlazar cada detalle sin éxito. A ver, entonces no sabía que la paciencia iba a ser la mejor de mis aliadas.

«Los números son chungos». Una de las frases de Hugo. La relación entre los números de lotería, la mala suerte, la coincidencia de que dichos números estén grabados en la escotilla. Los números que nos volvieron locos durante mucho tiempo y que hoy son también un símbolo, una leyenda de PERDIDOS, tenían varios significados, uno de ellos sería desvelado ese mismo verano en el primer ARG y el segundo significado vendría varios años más tarde. Uno de los últimos episodios de LOST se titula curiosamente «Everybody loves Hugo» en contraposición a este, «Everybody hates Hugo», una muestra más de la dualidad, del bien y el mal, del equilibrio en el universo donde ambas partes coinciden, una de las esencias que la serie siempre ha querido mostrar, nadie es bueno, nadie es malo, todos tienen un equilibrio.

Los otros 48 días, uno de esos episodios inolvidables que dan un giro a la serie. Si no nos bastaba con misterios e incógnitas, de repente surgen los pasajeros de la cola del avión, en los cuales jamás había pensado, directamente ni me los planteé, les daba por muertos. Su historia contada hasta el momento, con experiencias totalmente distintas a las de los pasajeros de la cabecera pero con un destino común, una «colisión» que culmina con la segunda muerte de un personaje protagonista (que me hizo sentir bastante mal, como si algo se hubiese perdido en mi interior, nunca mejor dicho) y el magistral momento del fortuíto reencuentro entre Jack y Ana Lucía (la vaca burra como la llamé mucho tiempo), aquellos pasajeros que un día iban a cambiarse el billete de avión momentos antes de despegar. Al acabar aquel episodio no dejé de repetirme a mí mismo la palabra «maravilloso».

Esta escena me puso los pelos de punta, Michael frente al ordenador, en el que sólo se podían introducir datos y de repente comenzaron a aparecer preguntas de una persona desconocida. Estaba aterrado prácticamente, ¿quién estaba intentando contactar? ¿Cuánta gente había en la isla? Sólo una vez terminado el capítulo caí en la cuenta de que podría ser Walt.

Con Eko revivimos en tercera persona lo que en su día no pudimos apreciar con Locke en primera persona, entonces me dí cuenta de que lo que Locke había visto era el humo negro. Aún hoy sus chasquidos surgiendo de entre la maleza de la selva me producen temor, su sonido me hace encogerme de miedo, como sólo los cuentos de fantasmas que me contaban de pequeño conseguían hacer. Por aquel entonces pensé que el humo negro era una especie de justicia que castigaba a los malos y salvaba a los buenos. Qué ingenuidad por mi parte.

Los Otros, otro de esos símbolos imperecederos que cuando nombremos en nuestro lenguaje habitual, nos recordarán la serie de inmediato. «Otros, otros» gritaba Jin. Pensaban que estaban solos en una isla desierta, pero se dieron cuenta de que había alguien más, ellos y Los Otros. ¿Eran los malos? Apenas un grano de arena en la inmesidad de la obra.

Uno de los momentos que viví con mayor pasión e intranquilidad fue el rapto de Claire por Los Otros. Sin duda Claire siempre ha sido un personaje experto en desaparecer, como vería más adelante, llevándose consigo mis intrigas pero devolviéndome la ilusión cuando regresaba. Por primera vez se abandonaban los flashbacks del pasado para acudir a otro tipo de flashbacks de los hechos ocurridos con uno de los personajes que llevaba con nosotros desde el principio. Recuerdo este episodio como uno de los más intensos y emocionantes. El personaje de Claire siempre me ha causado una gran fascinación y, entre tantos misterios, el hecho de poder ver resuelto alguno de ellos en ese viaje a la estación médica, era ya todo un placer para los sentidos.

Danielle Rousseau, la mujer francesa de la señal de los 16 años. Poco a poco ella misma iba desvelando sus propios secretos. Otro de esos misterios fascinantes por resolver. Nos hablaba de una hija, de que todos los que estaban con ella murieron, de cómo llegó a la isla. Aún sucediendo lo que sucedió posteriormente, me quedaban tantas cosas por ver.

Henry Gale, así se presentaba él. Había llegado en globo según su historia y recuerdo con una sensación de incertidumbre el momento en que algunos se lanzan a la búsqueda del globo en la zona indicada para comprobar la veracidad. «Henry Gale» inició un juego nuevo en la isla, el de discernir entre la mentira y la verdad, ¿es todo el mundo quien dice ser? Cuando echo la vista atrás lo que recuerdo de él es que su personaje me hizo sentir exactamente como a los protagonistas de la serie, totalmente desconcertados. Su historia era creíble, si ellos habían llegado en avión y otra gente en el pasado llegó en barco, ¿por qué no creer que un globo había sucumbido al poder de la isla? El interrogatorio de malas formas que aguantó frente a Sayid casi me hizo decantarme y creer en su historia. Consiguió labrarse en muchos de los espectadores un lugar muy importante como personaje principal por su carisma y por el halo de misterio que lo rodeaba, por su capacidad de convencimiento en esos «duelos» Locke vs Ben.

Otro momento desconcertante de la temporada, el mapa en el muro de la escotilla, descubriendo ese todo más amplio del que desconocíamos su existencia. Sus secretos se revelarían más tarde, pero como siempre habría que esperar al momento apropiado, en el que también conoceríamos a su autor y la historia de la escotilla.

Libby, un personaje que tendría mucho que decir y que ha permanecido en mi mente siempre, un personaje imborrable a pesar de su cortísima presencia en la isla en esta historia al igual que Ana Lucía. Sé que era sencilla, pero algo me hacía sentir que necesitaba saber su historia, conocerla más a fondo, tenía un aura especial. Directamente nunca supimos de dónde venía ni hacia dónde iba, simplemente se presentó en breves retazos cruzándose en el destino de Desmond y poniendo nombre a su barco (uno de los grandes momentos de satisfación en la serie que logró emocionarme) y en el de Hurley, con el que siempre estuvo más cerca de lo que él creía. La escena del beso, ahora cobra un sentido más amplio.

Bueno, qué decir de este momento. Si hubiera que hacer un ranking de escenas que nos desencajaron completamente, esta sería una de las primeras en él. Recuerdo que estaba en el sofá tranquilamente mirando a la pantalla cuando irrumpió Michael en la escotilla. Fue todo demasiado rápido, dos pérdidas en un instante que aún no he podido perdonarle, sentí una mezcla de sorpresa terrible y odio. Una demostración de que cualquier cosa en la isla podría suceder, una vez más se afianzaban las enseñanzas de las que hablaba al principio. Cuando acabó el episodio esa sensación permaeció durante mucho, mucho tiempo. ¿Qué había sido de esa persona llamada Michael? ¿Por qué lo hizo? No tardaríamos en saberlo. Muchas preguntas y una clara idea, «todos somos capaces de hacer el bien y el mal en partes iguales».

Una vez más daba comienzo el vertiginoso final en el que nuestra curiosidad alimentada durante medio año iba a ser saciada.

Mientras unos secretos eran desvelados, otros comenzaban a surgir. Maravillosa esta imagen de Jin, Sun y Sayid observando desde el barco el pie de la estatua. Recuedo que mucho se especuló sobre ella, sobre su origen, sobre quién la había construído, sobre qué hacía allí, sobre sus 4 dedos. Lo impresionante es saber a día de hoy que, aquella imagen fugaz, iba a ser uno de los escenarios más importantes para lo que estaba por venir.

La impaciencia por ver lo que podría ocurrir si se dejaba de pulsar la tecla, terminó. Una vez más era cuestión de fe del espectador ceer que podría suceder algo o que todo era una simple cuestión de confianza. ¿Se trataba la tecla de un experimento humano para evaluar su constancia o todo lo que decían que podría suceder era real? A pesar de dar bandazos a lo largo de la temporada, terminé creyendo más en la parte de experimento humano, pero mi cara se quedó como la de Locke al observar que la amenaza de la liberación de energía electromagnética era real. Recuerdo mis ojos abiertos como platos en la sucesión ininterrumpida de escenas finales, mientras todos los objetos metálicos comenzaban a estrujarse y concentrarse en la escotilla con la incertidumbre de no saber qué ocurriría, la sensación que me causó saber que ese mismo suceso era el que produjo el accidente de avión, la liberación de Michael y Walt que por fin ponían rumbo a casa llevándose consigo nuestro odio, la mano de Desmond introduciendo la llave, los flashes luminosos.

«¿Qué había dentro de la escotilla?», me preguntaba hacía un año ya. Mi curiosidad había sido saciada, pero nuevos misterios habían sido puestos en escena y esta vez no era uno solo. Y la escotilla aún tenía muchos secretos por revelar. Ese verano de 2006, mientras la serie se emitía en España y en USA ya había terminado la temporada, comenzaba uno de los primeros ARG, The Lost Experience. Lo descubrí por casualidad, y desde el primer momento me di cuenta de que esa experiencia iba a ser algo grande. No estaba desencaminado, de otra forma no se podría entender que cuando en la última temporada se nombró a Magnus Hanso, me entrase una felicidad tremenda. Un nombre sin embargo que pasó desapercibido para quien no la vivió.

Goodbye LOST (parte I)

Decía Cornelia Funke en uno de los párrafos más bellos e inspiradores que he podido leer jamás, en su libro «Corazón de Tinta», que a nada se pegan mejor los recuerdos que a las páginas impresas, pudiendo recordar el momento en el que leímos un libro como si cada una de sus páginas fuesen un aroma que trae recuerdos y nos transportan mágicamente al lugar donde todo ocurrió.

Tengo muchos recuerdos de Perdidos, de cuando aún nadie conocía la serie en nuestro país y sólo algunos disfrutábamos de ella cuando llegaba cada primavera a las pantallas, tras varios meses de espera de traducción y doblaje, que antes eran interminables y que seis años después se han reducido a tan sólo una semana de diferencia e incluso la emisión simultánea. Sería de locos intentar abarcar en unos cuantos párrafos las impresiones de una serie que ha ocupado en mi vida el lugar más importante, por encima de coches fantásticos, de visitantes, de angelas chaning malvadas, a los que guardo con cariño… por eso, como si de un viaje se tratara y porque englobar la esencia del mismo sería una tarea imposible, prefiero recordarlo en diapositivas, como cuando llegas con las maletas a casa tras el largo recorrido, sacas la cámara de fotos y, mientras miras la pantalla y van pasando una a una, entonces se dibuja una sonrisa en tu rostro y comienzas a recordar sensaciones y momentos especiales que viviste.

Me resistía a pensar que PERDIDOS acabase, no fui consciente de ello hasta que vi el final del episodio 6×14 «El Candidato», entonces supe que todo estaba llegando a su fin y que no había vuelta atrás.

Era primavera del 2005 cuando FOX comenzó a lanzar su campaña de promoción de «la nueva generación de series». Parte de la década de los 90 y principios del nuevo siglo estaba centrada en programas concurso de televisión, series tradicionales, de corte familiar y de comedia, con gran éxito y que a día de hoy aún continúan, pero ahondando siempre en la misma temática. Atrás quedaban viejas glorias del recuerdo que por su repercusión y aprovechando esta nueva generación, han visto cómo eran rehechas aprovechando los nuevos caminos argumentales y la tecnología. En esta campaña promocional, dos eran las abanderadas que se disponían a abrir fuego en un camino inexplorado hasta entonces: PERDIDOS y MUJERES DESESPERADAS, nuevos argumentos alejados de la temática habitual, una «nueva generación de series» que sin olvidar los lazos emocionales, nos dejarían pensando más allá del capítulo y nos harían sumergirnos en ellas hasta sentir formar parte de las mismas.

Así nació el primer promocional de LOST, un avión que se estrella en una isla y del que logran sobrevivir 48 pasajeros, ningún otro dato más. Lo he contado tantas veces… aquel día, un lunes primaveral, aún con un poco de luz entrando por la ventana, mis padres estaban viendo el televisor en el salón y yo decidí cenar en la habitación de mis hermanas, me preparé el plato, unas cuantas rebanadas de pan, una tarrina de crema de untar y un cuchillo. Estaba ya listo para ver lo que era esa llamada «nueva generación de series», con la idea preconcebida de que iba a presenciar una serie más de supervivencia en una isla, pero sentía una gran expectación.

Con esa predisposición me senté a verla. Nubes blancas a través de una ventanilla de avión y el rostro de Jack, un viaje aparentemente normal del que ya estaba prevenido de su destino, un espectacular accidente también aparentemente normal. Recuerdo la primera impresión de esa cabecera tan atípica, la palabra PERDIDOS en blanco sobre fondo negro acercándose cada vez más y un sonido de fondo basado en la secuencia de números más famosa de la televisión. Después el ojo de Jack despertando en la selva, todo un recurrente a lo largo de la serie. Jack después era conducido por Vincent a la playa, sólo unos años después nos enteraríamos de que Vincent seguía indicaciones del humo negro encarnado en el padre de Jack, fabuloso.

El rescate deja imágenes emocionantes, sólo a estas alturas ahora que veo levantar a Jack a Claire se puede sentir la grandeza de la obra. Entonces no sabía quién era ella ni ella quién era él. ¿No es simplemente maravilloso?

Visita a la cabecera del avión, ¿qué hacía un cadaver en lo alto de unas ramas? Lo que la isla escondía era demasiado grande para ser contado en unos segundos…

Bueno, hasta casi el final del episodio piloto, una serie de supervivencia con algún que otro misterio, algo atípica, pero entonces algo se mueve en la isla entre los árboles de la profunda selva. Allí hace aparición eso que durante bastantes meses nos tuvo en vilo, ¿un dinosaurio? ¿un tipo de monstruo? La verdad es que a pesar de que imaginé tantas formas e hice tantas cábalas, la imaginación de los guionistas lo superó. Justo en ese momento estaba acabando mis panecillos de crema untada y, mientras Charlie decía aquella famosa frase de ¿dónde demonios estamos? mi cara de sorpresa era un fiel reflejo también de la de los protagonistas. Cuando me quise dar cuenta, la palabra PERDIDOS aparecía de repente abarcando la pantalla con el peculiar «gong» que nos ha acompañado siempre y mis morros estaban untados y la boca abierta. Cuando conseguí reaccionar ante ese impactante final tuve una serie de emociones que me hicieron levantarme corriendo, ir donde estaban mis padres y la necesidad de contarles todo lo que había visto, pero me era imposible expresar todo lo que había sentido.

Era cierto, aquella serie era diferente y, sin yo saberlo, en ese momento se estaba iniciando un camino de seis largos años de un puzle de piezas, una nueva generación de series que me harían pensar más allá del episodio. La espera de 7 días hasta el siguiente episodio se hizo tan eterna como intrigante, mi cabeza no paraba de dar vueltas de vez en cuando a lo que podría estar ocurriendo.

La isla comenzaba entonces a desvelar parte de sus misterios arrojando otros, cuando vi por primera vez al oso polar pensé lo jodidamente maravillosa que era la serie. ¿Qué diablos hacía un oso polar en una isla perdida? Creí que el ruido del episodio piloto era provocado por este y otros osos polares, nada más lejos de la realidad que vendría después.

Todo corría a un ritmo endiablado, una señal en francés que llevaba repitiéndose durante 16 años… hoy se me ponen los pelos de punta al recordar lo que había tras esa señal, maravilloso guión, inigualable.

De entre todas las historias, aquella que me hizo levantarme del sillón, abrir los ojos y la boca de sorpresa, fue la de Locke, era la primera vez en una serie en la que veía algo así, la historia narrada en flashback asociada en todo momento al presente pero a la vez recuperando la esencia del episodio piloto para contar una historia que logró emocionarme. Nunca podré olvidar el momento en que se descubre la situación de Locke cuando intenta embarcar en su aventura y repite una y otra vez la frase de «no me digas lo que no puedo hacer». Era el primero de los muchos secretos que estaban por venir, pero este lo recuerdo especialmente por la impresión que me hizo sentir.

Recuerdo la escena de Jack y Rose hablando como algo especial, sobre el sentido de la vida y la supervivencia. En aquel momento no sabía el secreto de Rose y mucho menos lo que estaría por llegar en esos otros 48 días frenéticos. Ver esta imagen hoy remueve viejos sentimientos.

Qué decir de esta imagen, una de mis historias preferidas, la de Jin y Sun, y lo que hoy significa. Siempre esperaba con ansias conocer más detalles acerca de cómo se conocieron y de las dificultades a las que tenían que hacer frente. Les cogí especial cariño a lo largo de estso seis años y en el episodio «El Candidato»… imaginad cómo lo pasé.

Hasta ese momento los misterios de la isla eran más o menos bastante tangibles, pero ¿y este? El padre de Jack, supuestamente muerto y que era trasladado en el avión en su ataud de repente cobra vida y guía a su hijo. Tuvimos que esperar 6 años para saber por qué y quién era. Otra maravilla de esas que hacen la serie un círculo que se alimenta.

Imágenes como esta nos devuelven una sonrisa y muchas historias a la cabeza, Jack y Locke, el hombre de ciencia y el hombre de fe, una metáfora aplicada que nunca ha abandonado la serie y que nos ha regalado grandes momentos, es curioso ver a ese hombre ciencia reconvertido con el paso de los episodios.

FOX cometió un error en la emisión de los episodios 9 y 10, cambió de forma no intencionada el orden de los mismos, con lo cual vimos llegar a Sayid a las cuevas antes de que se produjera su encuentro con la mujer francesa, algo que produjo una especie de flashback dentro de otro flashback que ahora considero un error brillante y ya no puedo concebir la idea de ver estos episodios de otra forma porque el efecto fue magistral, un error del «destino» que me hizo adorar aún más la serie.

Es curioso hoy ver la imagen de Locke en el sueño de Claire, con los ojos oscuros representando el mal y recordar la conversación que mantuvieron:

Claire: ¿Qué está pasando?

Locke: Tú sabes lo que está pasando

Claire: Pero no lo entiendo, ¿por qué…?

Locke: Era tu responsabilidad pero dejaste que se lo llevaran, Claire. Ahora todos pagarán el precio.

Es maravilloso lo que se desprende hoy de esta conversación y de esa imagen de Locke. Simplemente brillante.

Misterios físicos, metafísicos inexplicables y de repente hace acto de presencia entre la confusión un pasajero que no está en la lista, Ethan, al que durante semanas rodeó un halo de misterio impenetrable. Su sola preencia me ponía los pelos de punta, mi cabeza estaba a punto de estallar con tantas incógnitas, ¿por qué estaba entre los supervivientes? ¿cómo llegó a la isla?

Locke y Boone explorando la selva y una maldita linterna cae al suelo haciendo un ruido metálico, descubriendo el que sería el misterio que nos arrastraría después al final de la temporada, uno de los mayores misterios de las series en televisión, la escotilla. La obsesión de Locke por descubrir lo que había dentro era patente, haría lo posible por no abandonar esa isla hasta descubrirlo. PERDIDOS está llena de elementos míticos que recordaremos siempre, los osos polares, la escotilla, la estatua, la Roca Negra… cuando los personajes se quedaron observando lo que era la famosa Roca Negra imaginé una roca de enormes proporciones. Una vez más los guionistas superaron la imaginación del espectador. Y durante los seis siguientes meses hasta el comienzo de la segunda temporada la Roca Negra sería un elemento esencial en la historia, no estaba allí por casualidad. Era la primera evidencia de que en la isla hubo habitantes. Durante los seis siguientes meses descubriríamos quienes fueron, pero en la serie no se desvelaría hasta 5 años después.

El doble episodio final fue realmente intenso y nos dejó retazos de lo que estaba por venir. El encuentro del destino, Ana Lucía y Jack que iban a intercambiar sus asientos entre la cola y la cabecera del avión… este encuentro decidió parte de sus destinos. Impresionante recordarlo.

Aquello que se movía en la isla hizo acto de presencia, aunque no nos quedó muy claro que fuese eso precisamente después de tantos misterios vistos, el sonido de cadenas que quedaría desvelado en la temporada final. Aunque el humo negro ya había hecho de las suyas en la isla, el primer encuentro cara a cara con uno de los personajes principales de la serie fue con Locke, inolvidable la escena en la que la cámara nos lleva en primera persona a los ojos del humo negro y miramos a los ojos desafiantes de Locke, que regresa misteriosamente con más fe y fuerzas que nunca tras su encuentro.

Otro de los momentos que me puso la piel de gallina haciéndome levantar del asiento. Parte de los supervivientes escapan en la balsa y de repente aparece un barco en las inmediaciones, parece que ha llegado el final de la temporada y de la serie, por fin van a ser rescatados, recuerdo este momento con especial alegría, aplaudiendo porque la travesía había llegado a su fin, sintiéndome parte de los personajes a bordo y de repente… el capitán de aquel barco dice que quieren al niño. Si alguien me hubiese grabado habría visto mi cara de alegría descompuesta, esa que sólo sale cuando tras una gran alegría de repente llega una decepción inimaginable. Me invadió una sensación de desconcierto que no desapareció ni varias horas después de acabado el episodio, aunque aún quedaba la imagen final para el recuerdo, esa de la que por más que pasa el tiempo no puedo olvidar, porque significaba el mejor final de una serie que haya visto jamás en mi vida, un mundo abierto de posibilidades.

Me pilló en la silla de la habitación, mi televisión de tubo de 14″, la ventana abierta en verano, de noche, los pies sobre la mesa, lo recuerdo como si hubiese ocurrido hace mucho, mucho tiempo, pero a la vez tan cercano. Jack y Locke una vez más, la escotilla abierta y sus rostros alejándose ante lo desconocido. Pasé 6 largos meses pensando en galerías subterráneas, en mundos paralelos donde habitaban dinosaurios, en cosas imposibles… una vez más los guionistas superaron mi imaginación, pero para saber lo que se escondía dentro de la escotilla, debía esperar. Mientras tanto, el grito de sorpresa final, no me lo quitó nadie. Quien me escuchase pensaría que estaba loco, pero esta serie jodidamente brillante estaba empezando a sacar cosas que jamás había experimentado.

De PERDIDOS al cine

Muchos fueron los rumores de que el final de LOST sería en forma de película, aunque hace bastantes meses que supimos que no sería así. Pero en España no hemos querido desterrar esa idea que no pudo ser para convertirla en realidad.

Mientras llega doblado al castellano el último episodio antes del triple episodio final, tanto FOX como Cuatro se encuentran preparando y promocionando la emisión «simultánea» (unas horas de diferencia) en USA y España y otros muchos países gracias a lo que en su día la cadena ABC prometió al mundo entero, un final de serie para todos, distribuyendo su señal a todas las emisoras que han estado emitiendo la serie, en el caso de FOX durante estos 6 largos años (no se puede decir lo mismo de Cuatro, que se la ha cargado en menos de 1 año, algo que sin duda pasará factura a los que lo hayan seguido a un ritmo desenfrenado porque jamás habrán podido disfrutar de las comeduras de coco tras cada episodio y final de temporada con 6 meses para pensar entre una y otra).

La emisión simultánea, además de en TV, se llevará a cabo en diferentes cines en la madrugada del 23 al 24 de mayo en las ciudades de Madrid, Barcelona, Sevilla, San Sebastián, Orense, Granada, Valencia, Gerona y Salamanca. Además se organizarán diferentes eventos previos al día final y que contarán con la participación de los asistentes. Por ejemplo, en Madrid, en los Cines Yelmo Ideal se organizará una maratón de la serie en alta definición, en Barcelona habrá dos fiestas temáticas en Shôko y Bharma, así como desayunos universitarios en varias residencias universitarias del país.

A esta iniciativa de las dos cadenas, se suman dos webs que nos han dado mucho, lostzilla (donde personalmente recuerdo publiqué mi foto con la barrita Apollo de The Lost Experience hace algunos años) y lost day. En ellas la extensa comunidad de seguidores siempre se ha dado cita para contribuir y seguir cada detalle de la serie en lo que han dado de sí todos estos años entre la serie, sus misterios y los diferentes ARG’s que poblaban el espacio vacío entre temporada y temporada, alguno realmente intenso, como en mi caso la primera traducción jornada a jornada de The Lost Experience para FormulaTV. Un trabajo totalmente desinteresado que ahora recuerdo como una experiencia irrepetible y del que me siento orgulloso y no terminaré de agradecer a todos los que apoyaban tanto en españa como en Chile (a los que envío saludos).

En Madrid, en los Cines Yelmo Ideal habrá una maratón copn regalos y una chocolatada final desde la 1 de la madrugada en la que se emitirán cuatro episodios previos de la serie, el penúltimo de la sexta temporada, el último de la quinta, el último de la tercera y el doble episodio inicial de la serie, ya que los creadores en su día anunciaron que el final tendría mucho que ver con el principio. Todo en pantalla gigante y en alta definición, porque después, a partir de las 6 de la madrugada comenzará el doble episodio final que será emitido vía Digital + desde el dial de FOX en HD 116 en completo inglés.

En Barcelona la acción se dispersa en dos salas. Por un lado Shôko, donde la fiesta dará comienzo mucho antes, a las 22:00 de la noche donde el equipo de Lost Day y el Festival Internacional de Cine Fantástico han organizado un concurso de camisetas en la que se premiará a los diseños más originales. Por otro lado está Bharma, el único local temático en España dedicado exclusivamente a LOST, que a la 1 de la madrugada tiene preparada su «noche perdida», en la que se dirá adiós de una forma muy especial a la serie visionando el episodio piloto y a continuación el doble final. Todos los asistentes recibirán un kit de regalos y libros y además tras la emisión podrán compartir recuerdos e impresiones desayunando los cereales Lostis, creados por el ganador del concurso de diseño organizado por Cuatro, Miguel Delicado. Toda una despedida inolvidable.

A continuación la lista de residencias universitarias que organizan desayunos para compartir también impresiones una vez finalizada la serie:

Ciudad y residencia:
Ourense: As Burgas
Valencia: Damià Bonet
San Sebastián: Manuel Agud Querol
Barcelona: Pere Felip Monlau
Girona: Campus de Montilivi
Salamanca: Hernán Cortés
Madrid (Campus Cantoblanco): Erasmo
Granada: Carlos V
Sevilla: Rector Ramón Carande

Y si eres de los que, como yo, esperarás a ver el episodio doblado al castellano porque ya nos hemos acostumbrado durante 6 años a las voces de nuestros personajes preferidos, un consejo, no entres en internet a partir de la mañana del 24 de mayo hasta que hayas acabado de ver el último minuto.

Feliz fiesta LOST y… en breve desbloqueo mi teoría sobre la escena final, justo antes del desenlace. ¿Habré acertado en algo? La contraseña era muy sencilla, si estás leyendo esto te la dejo aquí:

>: 4 8 15 16 23 42

El secreto estaba en los dos primeros caracteres, nadie consiguió acertarla.

Los creadores de Just Cause 2 rinden homenaje a la isla de PERDIDOS

PERDIDOS suma y sigue en su carrera por ser la serie con mayor número de referencias a la enorme cantidad de enigmas, personajes, incógnitas y secretos hasta la fecha, todo debido a su rico universo argumental.

Avalanche Studios, los desarrolladores de Just Cause 2, el videojuego distribuído por la prestigiosa Square Enix y que ya está a la venta para PC, XBOX360 y PlayStation3, han querido rendir un merecido homenaje a esta serie que, cada semana que pasa y hasta que llegue su final, nos va arrancando un poco más de vida.

Encarnando al personaje Rico Rodriguez, tendremos a nuestra disposición suficientes kilómetros cuadrados de terreno para perdernos y, entre toda exta extensión hay una isla a la que podremos llegar de diferentes formas, preferiblemente se aconseja hacerlo por avión como muestra el vídeo, más que nada para ponerse en la piel de los 48.

Eso sí, antes del accidente, es mejor que saltemos en paracaídas, porque por desgracia no correremos la suerte de los supervivientes si esperamos a que el avión colisione con la superficie.

Una vez en la isla, no podremos hacer otra cosa sino dejarnos llevar por la maravilla que han creado. Una réplica del vuelo 815 de Oceanic partida en dos, la parte delantera y la cola del avión, la sensación de recorrer la selva bajo la lluvia y… sorpresa final, rodeado entre amapolas, rindiendo el mayor de los homenajes, uno de los enigmas que nos trajo de cabeza en la primera temporada, allí estaba. Las palabras pueden describir lo que podréis ver al final del vídeo, pero lo mejor es verlo, simplemente precioso.

THE CULT, cuando Prison Break se encontró con Perdidos

Una máquina de escribir con letra courier imprimiendo en unos sobres los nombres de Michael Lewis, Gina Delaney y Francis Seger. Un ambiente envuelto en el blanco más absoluto. Una persona con el ojo abierto mediante un mecanismo que le impide cerrarlo para recibir una inyección de una enfermera que con toda tranquilidad, como si hubiese realizado esa acción numerosas veces, se coloca los guantes y llena la jeringuilla con un líquido de color azul que se dispone a inyectar en el sujeto en la silla mientras no para de repetir «esto es el principio», «este es tu principio»

Unas veces es el boca a boca lo que hace que un trabajo se haga conocido, otras uno se encuentra por casualidad con él, como es el caso. Revisando la página web de Lisa Chapell y escuchando sus canciones, pulsé sobre el enlace de sus noticas para ver en qué se encontraba trabajando en estos momentos y, entre el texto en inglés, leo ‘Prison Break’ y ‘Lost’, lo que irremediablemente me llevó a leer la noticia completa para ver a qué se refería. Allí la actriz y cantante habla sobre la serie ‘The Cult’ como un drama dirigido a un público con edades comprendidas entre los 18 y los 39 años y lo más curioso de todo es que lo califica como si ‘Prison Break’ se encontrara con ‘Lost’. Una vez visto el episodio piloto yo personalmente añadiría a ‘Fringe’ a la lista e incluso la parte de misterio de ‘Mujeres Desesperadas’ e incluso diría que de la propia ‘V’, un cóctel irresistible.

Edward «Two Gardens»

Efectivamente como describía Lisa Chapell, ‘The Cult’ tiene una parte muy importante de esas series que hemos adorado hasta la saciedad. Conserva de ‘Prison Break’ las constantes de la huída, el encuentro, la liberación de una especie de prisión que no sólo tiene barreras físicas, sino también humanas y sentimentales, la tensión por descubrir una verdad que se va complicando a medida que todo parecía estar más claro, reveses en la historia que se complican aún más cuando ya todo parece resuelto.

De ‘Perdidos’ han sabido aprender muy bien sus guionistas y productores.

Si por algo se caracterizan gran parte de las buenas series australianas (en este caso de sus vecinos neozelandeses con los que compraten cultura), es por utilizar magistralmente el lenguaje no verbal, saben destacar con imágenes partes de la historia que lo requerían y que de haber sido contada sólo con palabras perderían gran parte de su efectividad. Sabemos que ‘Perdidos’ es una serie muy visual, que sabe atraer al espectador de forma impecable añadiendo la música del compositor en esas escenas que ya se nos han quedado grabadas en la retina como aquel final de la primera temporada, el tempo justo para dejar al espectador pegado a la silla con la boca abierta haciéndole sentir partícipe de algo Grande con mayúsculas. En esta serie eso lo han aprendido. De hecho cualquier persona con un mínimo entendimiento del idioma, podría ver al menos el primer capítulo entendiendo todo a la perfección, un lenguaje visual que en otros campos sería considerado como arte.

Desde sus primeros compases ya se nota que hay un trasfondo enorme detrás del primero de los protagonistas, Michael Lewis, gracias a un personaje, una mujer dolida que busca justicia, que desde el principio ya se convierte en una especie de pequeño misterio por sí solo, y que nos deja nada más comenzar uno de los momentos más sorprendentes de la serie que no desvelaré aquí.

Outside Family

Otros elementos nos hacen recordar a ‘Lost’ como la sensación de que cada acción y movimiento de cada personaje tiene ente propio y personalidad o el hacernos sentir en todo momento que hay otras personas vigilando cada movimiento de los que parecen ser los protagonistas. Otro punto en común bastante fuerte es la idea entre la fe y la razón, la base argumental de ‘Lost’ y también la de ‘The Cult’ centrada en sus personajes de Michael y Edward. La promoción de la serie sigue una línea argumental que tuvo mucha repercusión y éxito en Australia y Nueva Zelanda, la misma que la de los ARG de ‘Lost’, especialmente basada en The Lost Experience, en esta ocasión se emplearon como cortinillas promocionales tanto una web como un nombre registrado muy importante en la serie, el culto de «Two Gardens» que proclama, como bien se deja constancia en la primera secuencia de la serie, «un nuevo comienzo», «una nueva familia», «por una vida mejor», casi exactamente las mismas premisas con que se anunciaba The Hanso Fundation en The Lost Experience y su «For a better tomorrow» (por un mañana mejor).

The Cult comenzó sus emisiones en el canal TV2 neozelandés el 24 de septiembre de 2009 y finalizó su primera temporada el 9 de diciembre del mismo año con una premiere de dos episodios finales, conformando así los 13 episodios. La serie está desarrollada por Great Southern Television, dirigida por Peter Burguer, Charlie Haskell y Michael Duignan y producida por Philip Smith y Rachel Gardner con guiones de Peter Cox y David Brechin-Smith.

Are you looking for a better life?

El argumento comienza varios años antes del punto de comienzo de la serie. Una serie de personas están desapareciendo. Entre estas personas se encuentran Ryan Lewis, Andy Wills y Jenni Seger. Años más tarde tras la misteriosa desaparición, sus familiares más directos reciben sin esperarlo noticias sobre ellos, unas fotografías antiguas en las que aparecen felizmente en una organización que se hace llamar «Two Gardens», fotos que también contienen unas direcciones hexadecimales a través de las cuales contactan mediante conexión a internet con alguien desconocido, algo que les hace ponerse en marcha inmediatamente para ir en su búsqueda para así resolver el misterioso caso de su desaparición. Sin embargo su búsqueda no va a ser en solitario, porque sus vidas van a cruzarse con las de los demás y otros que también van buscando la verdad, para regocijo del espectador, incluyendo los tan apreciados flashbacks.

A new beginning

Estamos acostumbrados ya a que todas las series emitidas en USA lleguen hasta nosotros en versión doblada, cada vez con menor tiempo entre emisión original y doblaje, algunas canadienses incluso varias horas antes de ser emitidas en su país de origen. Sin embargo las series australianas y más en el caso de una neozelandesa siguen un proceso que aún está anclado en el pasado. Por poner algunos ejemplos, la serie donde trabajó la que ahora es protagonista de ‘The Cult’, Lisa Chapell, y que decidió apartarse de la serie para dedicarse a la música, ‘Las Hermanas McLeod’, llegó hasta nosotros con más de dos años de diferencia respecto a su emisión en Australia, lo hizo en el canal de pago Hallmark con la emisión de sus primeras temporadas hasta que este dejó de existir, momento en el cual la serie quedó en el olvido durante casi 3 años hasta ser rescatada desde el primer episodio por Sony Entertainment Television (SET), cadena que también dejó la serie a medias mientras que las autonómicas la utilizaron y la siguen utilizando para rellenar sus franjas de mediodía y mañana con una emisión irregular y con poca información para descontento de los seguidores.

Si viajamos un poco en el tiempo podremos encontrar a ‘Los Rompecorazones’ (Break Hearts), esa serie que muchos veíamos de adolescentes y que contó con varias temporadas que pudimos ver en las vacaciones de verano por las mañanas, aunque no todas sus temporadas llegaron finalmente hasta nosotros. Más suerte tuvo Farscape con sus cuatro temporadas, gracias a sus emisiones continuadas en un canal de pago, además con gran éxito de crítica y audiencia.

Ejemplos como estos hacen pensar que la situación con respecto a ‘The Cult’, que ni siquiera ha sido aún emitida en USA, siga el mismo camino en nuestro país, aunque aún sea demasiado pronto para hacer especulaciones debido a que hace apenas dos meses que finalizó su primera temporada. Todo lo aquí descrito se debe a una opinión personal tras el visionado del primer episodio, ese que suele engancharte y darte una primera impresión que unas veces suele ser acertada y otras con demasiadas espectativas. Los primeros segundos han logrado impactarme con ese lenguaje visual que mencionaba, tan importante y los personajes de Edward y la mujer que aparece para romper la vida cotidiana de Michael son magistrales. El tiempo y la audiencia (si es que alguna vez la vemos por aquí, mientra tanto su descarga está disponible por un conocido medio), serán las que finalmente pongan nota a esta serie innovadora mezclada con conceptos que nos gustan de otras ya emitidas.

El guionista Peter Cox habla tras la emisión del primer capítulo de la serie y su visionado

No me cuesta admitir que la idea de escribir sobre una secta como ‘Two Gardens’ en ‘The Cult’ era excitante, pero a la vez me inspiraba temor. ¿Cómo aproximar al espectador a una serie sobre una secta de culto? Ciertamente a la gente le fascina cualquier noticia relacionada con los cultos, pero, ¿por qué? No puedo responder por otras personas, pero en mi propia opinión, supongo que es por ese grado absolutamente extremo de creencia ciega que tienen en una determinada causa. Jonestown, Heaven’s Gate, Order of the Solar Temple, Manson Family, Waco, fueron o son sectas famosas reconocidas. ¿Cómo ocurren estas cosas? ¿Cómo llega la gente a abandonar su vida por completo, a destruir las relaciones con su familia y amigos, para sumergirse en algo que la mayoría de personas vemos como una locura? Y lo más importante de todo, ¿cómo se puede explorar este concepto sin explotarlo y sin caer en el mal gusto?

La respuesta es bastante simple, con una exhaustiva investigación. El equipo de desarrollo pasó una gran cantidad de horas leyendo libros, artículos, entrevistas a miembros y ex miembros de sectas y preguntándose cómo llegaron a introducirse en ellas, por qué permanecían dentro de ellas o cómo llegaron a la conclusión de que debían escapar de ellas en los casos en que así fue.

Tras este proceso de trabajo, llegué a la conclusión de que este tipo de gente quería tres cosas: 1. Amor y aceptación. 2. La premisa de un mundo mejor, un genuino deseo de crear la sociedad perfecta, libre del dolor y las dificultades de la vida moderna. 3. Respuestas a las preguntas: ¿Tenemos alma? ¿Hay vida después de la muerte? Si así fuese, ¿existe algo más allá de lo que hemos creído siempre? ¿Hay una verdad mayor esperando ahí fuera para ser descubierta?

Muchos hemos llegado a pensar que la gente que se involucra en estas sociedades son idiotas, zombies sin cerebro que actuan de forma ilógica. Como muchos miembros reales de sectas, el personaje de Ryan por ejemplo, es un chico inteligente y otros personajes son fuertes y convincentes. Esto genera una duda no sólo a los personajes de la serie, sino también en los propios espectadores, que en algún momento llegarán a dudar de si lo que hacen tiene una lógica comprensible.

En cuanto a los personajes, se ha tratado de otorgar a cada uno una personalidad propia de tal forma que cada uno permita tocar un punto importante sobre los temas sobre los que gira la serie: familia, pérdida, amor, la relación entre la vida y la muerte, la razón y la fe, la física y la metafísica… son temas que se verán reflejados en los personajes y que harán que entre ellos surjan conflictos de ideas que salten más allá de la serie hasta el espectador que tendrá que posicionarse.

El personaje que abre el piloto de la serie es Michael, un abogado que tiende a ver las cosas de una forma racional y lógica. De repente introducimos en su vida nada más comenzar a un personaje que le descabalará todas estas ideas y le sacará de su vida cotidiana, de su zona de comfort de seguridad, planteándole dudas y misterios. Por otra parte tenemos a Edward, el némesis de Michael. Pero ambos tienen puntos en común, son líderes, convincentes y creen en lo que están haciendo. En cuanto a la idea de un líder de la secta ‘Two Gardens’, en lugar de crear a un personaje típico maquiavélico, hemos decidido que el propio espectador vaya descubriendo su verdadera personalidad, comenzando por otorgarle un pensamiento de un hombre que ve el mundo desde un punto de vista con bastante lógica, inteligente y convincente, algo que nos ha llevado mucho trabajo.En él podremos ver toques de líderes como Nietzsche, David Smail, Fritz Perls o Gandhi.

Esta es la semilla con la que nace una nueva serie, una semilla que va a ir creciendo poco a poco hasta explorar un mundo de posibilidades, con montones de secretos por guardar y revelar en su debido momento.

Puedes encontrar más información sobre la serie en la página oficial de The Cult

A continuación podrás visualizar algunas escenas del episodio piloto:

LOST «Final Chapter»

El mundo ya está preparado, hoy comienza el principio del fin. Previo a ese principio debemos repasar todo lo acontecido hasta el momento, hasta donde hemos llegado tras 6 años de aventuras y esta noche antes del doble episodio será emitido por tanto el episodio recopilatorio «Lost Chapter» que  se ha emitido a través de internet y que ya ha sido subtitulado gracias a Carlost.

Opening

Parte I

Parte II