El tiempo que nunca existió

la-persistencia-de-la-memoria-dali2

De vez en cuando nos vemos condenados a repetir el pasado y otras nos lo arrebatan de las manos. No somos dueños del tiempo, ni siquiera podemos dominarlo, bestia salvaje e indomable jamás. Tan sólo podemos conformarnos con manejar sus manecillas, si con eso nos damos por satisfechos, más nada cambiará, ni nosotros ni lo que nos rodea.

Es esta la hora perdida de nuestras vidas, que descansará por siempre entre los engranajes de un inmenso reloj.