Las pequeñas damas de Permiso de la Dama, Carlota y Noemí Manzanares, estrenan su esperado primer disco

permiso de la dama

Ella Baila Sola me marcó musicalmente para siempre, con ellas aprendí a sentir la música, a sentir ese vuelco irresistiblemente bonito, con cada nota y cada frase capaz de sacar de mí emociones encontradas. Su ausencia me llevó de forma instintiva, casi sin pretenderlo, a buscar otros duos de chicas que me hicieran sentir lo mismo en lo posible. Así llego el dúo formado por las hermanas de Maldeamores, que sin embargo no tuvieron el éxito esperado ni calaron tan hondo entre el público como Marta y Marilia.

Hace unos años, la preselección de la canción representante en Eurovisión de nuestro país cambió, dándose la oportunidad de participar a todo aquel que tuviera algo que decir. Ese año fueron decenas de canciones, decenas de artistas a los que escuché y de los que iba dejando allá en el año 2008 mis opiniones… y allí estaban ellas, Permiso de la Dama y su «No queda tiempo».

Cuando escuché esta canción ya no me hizo falta oir nada más para decidir a quién iban a ir mis 5 votos diarios. La primera canción me llevó a querer escuchar más, a interesarme por quiénes eran a través de su perfil en MySpace y a intercambiar con ellas algún que otro mensaje. Así conocí a Carlota y Noemí como artistas, si no era el espíritu de EBS lo que sentía al escuchar su música, aquello al menos se le parecía mucho.

Llegaron algunas canciones nuevas, algunos vídeos memorables y tan bonitos como este…

Han sido cinco largos años en que poco a poco se iba forjando algo, un sueño con un lapso de tiempo indefinido, como en todos los sueños suele ocurrir, ese tiempo de inflexión que ocurre entre el estado de vigilia y la fase de sueño profundo.

Ahora es la hora, la de seguir soñando profundamente y disfrutar de algo cumplido, su primer disco. Once temas entre los que se cuela alguna de esas canciones que tanto he tarareado estos años, con piezas musicales como esta, tan agradables para el oído que casi parecen un dulce que se pueda saborear.

Permiso de la dama «Nada que contar»

Canciones para llevar a esos pequeños o largos viajes, a pie o en tren, de esas que se escuchan mientras apoyas la cabeza en el cristal, mientras el paisaje va pasando ante tus ojos, muy lejos de tu mente, que encuentra vía libre para localizar el camino perfecto hacia ese país de nunca jamás, y volver a él de nuevo ahora que ya lo has encontrado.

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