Mujeres y hombres y viceversa y la despedida de Marisa

Uno se queda hoy un poco destrozado por las despedidas, como las veces en las que te despides de unos amigos con los que has pasado un verano inolvidable y mientras haces el último viaje con ellos en coche por ese lugar que tantas veces hemos recorrido juntos, suena esa música que al principio era insoportable pero que el último de los días se hace añoranza.
Y cuando la vuelves a escuchar un buen día, algo te hace de repente volver a oler y a sentir exactamente al milímetro cada rincón y cada experiencia vivida.

Hay un párrafo en el libro de Cornelia Funke titulado “Corazón de Tinta” que dice lo siguiente:
“Si te llevas un libro a un viaje, sucede algo muy extraño: el libro empezará a atesorar tus recuerdos. Más tarde te bastará con abrirlo para trasladarte al lugar donde lo leíste por vez primera. Y con las primeras palabras recordarás todo: las imágenes, los olores, el helado que te comiste mientras leías… Créeme, los libros son como esas tiras de papel matamoscas. A nada se pegan tan bien los recuerdos como a las páginas impresas”.


Los libros, las canciones, los ratos únicos vividos, son capaces de atesorar todos esos recuerdos y transportarnos a otro lugar y otro tiempo.
A menudo soy consciente de que los momentos importantes de la vida caen a cuentagotas, de que en realidad vivimos gracias a esos pequeños ratos felices que salpican de vez en cuando nuestra rutinaria existencia, que nos mueven a cosas fantásticas e irrepetibles.
Quizá esos momentos especiales guarden en realidad un camino de baldosas amarillas donde fuimos felices mientras viajábamos hacia el destino.
MARISA y PEDRO, he sido feliz en ese camino que habéis construído.

“Me llamo Pedro… y he venido a enamorarte”.
Podría hablar de ese nombre escrito en la cama del hotel, con lo que parecían ¿¿¿pelos??? o de esa vuelta de publicidad donde por fin ha ocurrido un beso como Dios manda, ni robado ni obligado. Podría hablar de los no elegidos y de que a buenas horas le he cogido el punto a uno de ellos, el segundo en discordia, y arrepentirme de no habérselo cogido antes por no hacer caso a mi madre, fiel seguidora también del programa.
Podría… si no fuese porque a mi los regalos cuando los he comprado, me queman en las manos y soy como un niño pequeño que comienzo a dar pistas y más pistas hasta que consigo que sea más importante la ilusión por el regalo que el regalo en sí mismo.
Quiero plasmar aquí una despedida especial, llevo pensando en ella desde hace ya 2 días enteros con sus días y sus noches, y como te prometí MARISA, te dejo el primer regalo en forma de foto que te prometí hace dos días:

Es una maleta de recuerdos para que en ella atesores tantos como quieras, de tu infancia, de tu paso por el programa, de lo que te espere y también espero que un trocito aunque sea pequeño de nosotros viaje ahí dentro.

Incluso de vuelta a casa esta noche del trabajo he venido 30 minutos pensando en un regalo especial en forma de canción. He buscado y buscado una y otra vez la apropiada sin dar con la que te haría sentir especial, pero de pronto ha llegado PEDRO y me ha facilitado el camino, porque he visto que te gustó y porque ocurra lo que ocurra en el futuro, te hizo sentir algo por dentro muy especial.
Digamos que mi regalo final es como esa canción que cuando un día lejano en el tiempo la escuches, o nosotros la escuchemos distanciados de ti, todos recordemos los buenos momentos pasados aquí y volvamos a encontrarnos donde quiera que estemos…
Deseo que cualquier día que esté mirando por mi ventana y lleguen esas primeras notas a mis oídos, recuerde exactamente un pequeño trono de color rojo donde un día se sentó nuestra pequeña MARISA.

Toquinho «Acuarela»

en los mapas del cielo,
el sol siempre es amarillo
y la lluvia o las nubes
no pueden velar tanto brillo
ni los árboles nunca podrán ocultar el camino,
de la luz hacia el bosque
profundo de nuestro destino.

Esa hierba tan verde, se ve como un manto lejano,
que no puede escapar,
que se puede alcanzar, sólo con volar.

Siete mares he surcado,
siete mares color azul,
yo soy nave, voy navegando,
y mi vela eres tú…

Bajo el agua veo peces de colores,
van donde quieren, no los mandas tú…

Por el cielo, va cruzando,
por el cielo color azul,
un avión que vuela alto,
diez mil metros de altitud,
desde tierra lo saludan con las manos, se va alejando, no se dónde va,
no se dónde va…

Sobre un tramo de vía,
cruzando un paisaje de ensueño,
en un tren que me lleva de nuevo a ser muy pequeño,
de una América a otra,
tan sólo es cuestión de un segundo,
basta con desearlo
y podrás recorrer todo el mundo…

Un muchacho que trepa,
que trepa en lo alto de un muro,
si se siente seguro,
verá su futuro con claridad…

Y el futuro, es una nave,
que por el cielo volará,
a Saturno, después a Marte,
nadie sabe dónde llegará,
si le ves venir,
si te trae amores, no te los roben sin apurar.

Aprovecha, los mejores, que después no volverán.

La esperanza, jamás se pierde, los malos tiempos pasarán,
piensa que el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo,
que colorear, que colorear…

En los mapas del cielo
el sol siempre es amarillo
(tú lo pintarás)
y la lluvia o las nubes no pueden velar tanto brillo
(tú lo pintarás)
basta aún desearlo
y podrá recorrer todo el mundo
(tú lo pintarás)

12 comentarios en “Mujeres y hombres y viceversa y la despedida de Marisa

  1. ola me encanta el programa!!creo q marisa hizo bien en escoger a Pedro xq es un buen partido y hacen muy buena pareja, es el chico mas wapo mas sincero y se ve q no va a loq va como los demas

  2. la ire si q es tonta y encima es un pedazo de puerka q yo sin conocerla de nada me comio la polla y le revente el ojete, si qereis su movil 623645723. llarala menuda cerda

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