Nuestra propia naturaleza humana a menudo nos lleva a imponer lo que queremos llevar a cabo, sobre las acciones de los demás. Es nuestra forma de sobrevivir, aunque no siempre es la correcta. Es entonces, cuando nos damos cuenta de ello, que aprendemos a razonar para valorar de nuevo lo que nos conviene, para aceptar y reconocer quién manda.
Y yo, soy la dictadora de mi propio mundo, pero en mis sueños,jeje
Como nos cuesta obedecer. Nos callamos ante un superior y luego hechamos pestes por la boca!!!