Un premio que sabe a triunfo. El papá de Super Mario, Shigeru Miyamoto, premio Príncipe de Asturias

Faltan apenas poco más 48 horas (bueno, para mí menos de 24) del lanzamiento de la nueva WiiU, la primera consola de Nintendo en alta definición. Atrás quedan aquellos días, cuando era pequeño, en que me acercaba, aún con los ojos muertos de sueño de los nervios de la noche anterior, a la tienda a por mi primera consola, la GameBoy.

Durante esos primeros años en que SEGA y Nintendo libraban su particular batalla, e incluso con la llegada de la desafortunada Dreamcast y el formato del CD en PlayStation, los juegos a vista de los demás no dejaban de ser un mero entretenimiento temporal, pasatiempo de niños, o como los llamaban algunos, las maquinitas. «Niño, deja de jugar a la maquinita y ven a comer ya que se enfría la sopa». Cuántas veces me ha dicho eso mi madre.

De Nintendo…

Pos suerte desde hace una década, la llegada de las nuevas generaciones de consolas y las nuevas tecnologías que han permitido hacer de los videojuegos toda una experiencia sensitiva y emocional, han colocado a la industria en el puesto que se merece desde hace tanto tiempo y el primer premio fuera del mundillo que se concede a nivel internacional además viene de España, todo un Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades para el creador de ese famoso personaje que en pocas horas podremos disfrutar por primera vez en consola en todo su esplendor en HD, Shigeru Miyamoto.

a WiiU

Antes de tener una consola propia, una noche de nochevieja la pasamos en la casa de mis tios. Después de cenar y comernos las uvas, mi prima me enseñó una consola de color grisáceo que tenía en su habitación, debajo del televisor, se llamaba Nintendo y era toda una sensación. Nos tiramos hasta las cinco de la madrugada sin parar, riéndonos con esos tontos Lemmings y sus complicados niveles. Pero mucho antes de eso, había un pequeño fontanero pixelado con el que no parábamos de saltar sobre los enemigos, recoger setas que nos daban media vida, que bajaba por las tuberías, que se hacía invencible durante un ratito y que recogía monedas. Así me encontré con el hijo de Shigeru Miyamoto por primera vez en mi vida, Super Mario.