Todos los ramos de flores tienen una bonita o triste historia

ramo de flores

Desde hace ya varios meses, un ramo de flores sale al paso en el camino por el que voy. Allí está, impertérrito, viendo pasar a la gente, aguantando el calor y bajo la lluvia. Cuando sus flores se ponen mustias, al día siguiente vuelve a aparecer uno nuevo en su lugar, siempre con sus colores rosa, azul y blanco.

La primera vez que lo vi imaginé su propia historia, quizá el homenaje a alguien que sufrió un accidente, como cuando uno encuentra un ramo en un semáforo. Pero la memoria de este persiste y es incansable. Hace un par de días descubrí quién se encargaba de sustituirlo, un hombre robusto, pasando la cuarentena, quizá padre, quizá tenga que ver con el accidente entre una moto y una niña pequeña a pocos metros de allí que se produjo casi al mismo tiempo que aquel ramo hizo acto de presencia.

Detrás de cada ramo siempre hay una historia, a veces bonita y con final feliz, de amor, de sorpresa y besos, de una nariz que huele los pétalos y una cara que dibuja una sonrisa. Otras veces su motivo es distinto y el ramo de flores viene a ser la propia sonrisa de alguien en la tierra que regala un beso eterno al cielo.

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