La vida nos sumerge en un estado de letargo, dentro de la rutina, donde todo sigue igual, donde los sueños permanecen dormidos y una extraña red mágica los contiene en un lugar muy profundo, debajo de las piedras de una habitación encantada.
Pero nada, absolutamente nada permanece dormido para siempre, puede tardar más o menos tiempo en removerse el mundo, el tambalearse los cimientos. Puede ser una palabra, puede ser un recuerdo, puede ser una imagen. De repente el sueño dormido emerge a la superficie y uno está llamado a cumplirlo, como está escrito en su destino.
Es que las palabras de Serrat, en 2Aquellas Pequeñas Cosas”, son certeras a más no poder: “Uno se cree/que las mató/el tiempo y la ausencia,/pero su tren
vendió boletos de ida y vuelta,/Son aquellas pequeñas cosas/que nos dejo tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/o en un cajón.
Como un ladrón,/te acechan detrás de la puerta,/te tienen tan/a su merced/como hojas muertas,/que el viento arrastra allá o aquí…/que te sonríen tristes y/nos hacen que,/lloremos cuando/nadie nos ve”.
Me parece una de las canciones más melancólicas que existe. Un abrazo.
preciosa!!
preciosa!!
le doy un toque moderno