Residencias ilegales de ancianos y otros asuntos

Es muy típico del ser humano que nos presenten las pruebas frente a nuestras mismas narices y seguir negando la evidencia, pero es tremendamente desolador, incocebible y bochornoso que estas mismas pruebas lleguen a un juzgado, a alguien ajeno y que admita la demanda, tan lamentable la actitud del juez como la de la persona que malgasta su tiempo interponiendo una demanda para que esas imágenes no salgan nunca a la luz.

Esto es lo que ocurría con la denuncia que iba a ser emitida la semana pasada en el programa de Mercedes Milá, Diario de… Alguien puso una demanda para que esas imágenes no se emitiesen y el juez paralizó la emisión, auqnue al final la evidencia cae por su propio peso y ayer pudimos asistir a un lamentable espectáculo humano, o más bien inhumano y de muchas partes.

Residencias ilegales de ancianos, donde la gente que trabaja no está cualificada, a la que no se le pide ningún título ni preparación, sólo disponibilidad y comenzar inmediatamente. Donde no se cumple la ley de un cuidador por cada 4 ancianos y en su lugar hay uno por planta y por la noche uno para dos plantas, donde las medicinas están caducadas y lo más grave, dada la falta de preparación del personal, han de ejercer de enfermeros/as sin saber y confunden las medicinas, con las graves consecuencias que esto tiene sobre una persona de edad avanzada, donde los trabajadores no están dados de alta en la seguridad social, donde la gente que allí trabaja asqueada de la vida se cabrea con los ancianos y o bien no les cambian los pañales porque al rato van a ensuciarse de nuevo o no les ponen el desayuno porque el día anterior se lo tiraron, todo debido a la no preparación del personal.

Una fábrica inhumana donde los ancianos son castigados con las impertinencias de algunos trabajadores, donde no les ponen ropa o les tienen atados o durmiendo todo el día despreocupándose totalmente, y todo para llegar a tiempo en las tareas y salir a la hora convenida.

Como era de esperar, Mercedes Milá se dispuso a hablar con la responsable en el ayuntamiento para mostrarle la situación y esperar una respuesta, pero curiosamente no estaba. Más curioso todavía, cuando el programa se disponía a ir al centro ilegal, enseguida aparecieron unos inspectores enviados por la susodicha para evaluar la residencia. La presentadora no se cortó y puso a cada uno en su lugar, diciendo que «vaya casualidad». Es decir, si el programa no interviene gracias a las denuncias de los ciudadanos, el ayuntamiento no mueve un dedo. Así va la vida, cogen un cargo, se sientan en la silla y a ver pasar los días.

Una vez dentro, el programa hizo ver a su encargado las ilegalidades que estaba cometiendo, pero tal y como decía, negando en todo momento la evidencia. ¿Cómo se puede decir que no tienes medicinas caducadas cuando Mercedes te las pone con la fecha delante de las narices? ¿Cómo puedes decir que cuando contratas a alguien le pides títulos si las imágenes demuestran que no los pides?

Un espectáculo bochornoso donde tanto ayuntamiento, como la persona que interpuso la demanda, como el juez, como la propia residencia, tienen una gran culpa y cada uno debería irse a la cama con su parte de conciencia que les corresponde. ¿Por qué aceptas una demanda para que el resto del mundo no pueda ver la evidencia de las ilegalidades y atrocidades que se cometen?

La Iglesia comprando bienes inmuebles, las antenas de móviles, eterno dilema del que siempre nos han querido vender que no hacen daño, pero que siguen provocando leucemia u otro tipo de cáncer y los abusos a menores de un antiguo profesor de los Maristas, del que cada semana salen más y más casos de afectados, donde pudimos ver cómo a pesar de las evidencias una mujer quitaba los carteles que convocaban a una manifestación, como si aún quedase, no, como que aún quedan personas que deberían sufrir en sus carnes todo lo que los demás han sufrido y que ellos intentan tapar.